La noticia es que el grupo francés Vivendi buque insignia de la masonería francesa, versión derecha política, ha entrado en el capital de Tinkle, la tercera empresa de comunicación -antaño conocida como relaciones públicas- de España, tras Estudio de Comunicación y Llorente.
Lo ha hecho a través de Havas, la primera central de medios de España y filial de Vivendi, desde la que opera la familia Rodés aunque ya no son la cabecera. En todo el grupo Vivendi manda Bolloré.
Al parecer, a ningún partido político le interesa romper, ni el duopolio televisivo, ni el monopolio ideológico, que abarca entre información -y ficción-, publicidad y comunicación
Tinkle tiene entre sus clientes algunas de las principales empresas españolas, entre ellas varias del Ibex, así como varias multinacionales.
Ahora veamos lo que esto significa. Un grupo de comunicación francés, cabeza visible de la masonería francesa de derechas, dirigido por Vincent Bolloré, gran amigo de Sarkozy y que ahora mantiene buenas relaciones con Macron, se ha hecho recientemente con el 10% de Prisa y aspira a ser el accionista de referencia, con un 30%. Salvando las distancias, que son muchas, es como si Amancio Ortega comprara Le Monde en France. Seguro que no le dejaban. Pero España vive en permanente guerra civil: el enemigo es el vecino.
En otras palabra, el grupo Vivendi está en los tres vértices del triángulo (hablo de España): información, publicidad y comunicación. Por decir algo, el Banco Santander y Ana Botín serán objetivo de tratamiento de Vivendi por tres vías: la informativa, en el periódico más leído y la emisora más escuchada de España, en su cartera publicitaria, que o bien lleva Havas o bien se ganará la enemiga de Havas y por último, su imagen será defendida por Tinkle o bien por algún competidor de Tinkle, lo que podría no gustarle a Vivendi.
Pedro Sánchez se encuentra cómodo en el monopolio: ya ha aceptado que Vivendi controle Prisa, a cambio de que El País y la SER se conviertan en sus propagandistas
Es el nuevo monopolio 'INCOPU' (información, comunicación y publicidad) todo a un tiempo y en las mismas manos. ¿Puede haber algo más liberticida?
Y la primera víctima de este liberticidio será, naturalmente, el periodismo económico, convertido hoy en deporte de alto riesgo.
Y al parecer, a ningún partido político le interesa romper ni el duopolio televisivo (Mediaset y Atresmedia) ni el monopolio de prensa que abarca entre información -y ficción-, publicidad y relaciones públicas.
Pedro Sánchez se encuentra cómodo en el monopolio: ya ha aceptado que Vivendi controle Prisa, a cambio de que El País y la SER se conviertan en sus propagandistas. Ergo, tampoco moverá un dedo por la libertad de prensa.
La primera víctima del monopolio 'INCOPU' es el periodismo económico, que ahora tiene el enemigo delante y detrás
Internet podría ser la salvación, sí, pero cuidado, si estamos cerrando un monopolio Vivendi en España -encima francés, encima masónico- nos encontraremos con dos monopolios: el INCOPU para el mundo mediático y el de Google para el resto de Internet, incluidos los pequeños... que es donde radica la libertad.
Lo cual significa que ya tenemos dos batallas que librar en nombre de la libertad de prensa y parte de la libertad de expresión: contra el INCOPU (información comunicación, publicidad) y contra Google y Facebook.
Por cierto, la 'In' de INCOPU no sólo se refiere a la información sino también a la ficción. Recuerden que Vivendi es, antes que nada, un gran productor audiovisual, de ficción, música y videojuegos.
¿Soberanía informativa española? ¡Ah sí, la de los blog!
¡Joé con el INCOPU!