Volvo Cars ha dado un disgusto a los chinos, que son sus principales accionistas, porque ha elevado su desplome bursátil, tras la fuerte bajada en beneficios que ha tenido en los nueve primeros meses. La cotización ha caído un 9,5% el jueves 26 y más de un 1% en el inicio de sesión de este viernes, acumulando ya una depreciación del 12% en los últimos cinco días y del 24% desde enero.
El fabricante de coches sueco tiene como primer accionista al chino Zhejiang Geely Holding Group, al igual que sucede con su hermano fabricante de camiones, autobuses y maquinaria pesada Volvo Group. Sin embargo, la evolución de los resultados hasta septiembre y de la cotización de los dos hermanos es bastante distinta: Volvo Group alegra a los chinos de Geely y Volvo Cars disgusta.
En concreto, este último ha registrado una caída del 24% en su beneficio neto, hasta los 908 millones de euros, y su beneficio operativo (ebit) ha caído un 23%, a 1.239 millones. Todo ello, a pesar de aumentar la facturación (+24%, a 24.614 millones) y las ventas (+19%, a 509.200 unidades). Se ve que los mayores costes, principalmente de las materias primas y logísticos, le han pasado factura en el periodo, excepto en el tercer trimestre, cuando descendieron.
En España se parece a la mayoría de marcas asiáticas porque no produce, sólo vende
Malas cifras hasta septiembre para Volvo Cars, pese a que entre julio y septiembre, cuadruplicó beneficio neto, duplicó ebit, aumentó ingresos y costes, gracias al descenso en los costes. El fabricante automovilístico sueco está apostando por la electrificación y aspira a vender sólo eléctricos en 2030. Además, ha anunciado que también producirá el EX30 en su planta de Gante (Bélgica), mientras en España se parece a la mayoría de marcas asiáticas porque no produce, sólo vende.