Volvo Group no ha recibido premio bursátil este miércoles, pese a crecer en beneficio operativo, ingresos y ventas en 2022, tras acelerar en los nueve primeros meses. Todo esto no es baladí dentro de la situación que padece el sector automovilístico mundial, que empezó con la crisis de chips y se agravó con el Covid y más tarde con la guerra en Ucrania, los mayores costes y la incertidumbre económica.
El fabricante de camiones, autobuses y maquinaria pesada sueco, que tiene como primer accionista al chino Zhejiang Geely Holding Group, ha tenido un beneficio operativo de 4.097 millones de euros, un 6,12% superior al del año 2021. Por su parte, los ingresos han subido un 27,2%, a 42.444 millones, gracias a que las entregas de vehículos industriales han ascendido a 232.558 unidades (+14,86%), mientras los pedidos han bajado un 17%, a 217.779 unidades.
Volvo Group no ha logrado más beneficio neto, que se ha situado en 2.954,6 millones (-0,82%), pero ha logrado mantenerlo frente a la inestable cadena de suministro y los mayores costes, principalmente los de energía. “Los costes más altos de los insumos y, en particular, de la energía, están poniendo a nuestros proveedores bajo una gran presión financiera. Por lo tanto, seguiremos teniendo perturbaciones, paros y sobrecostes en la producción de camiones y en otras áreas del grupo”, ha señalado su presidente y CEO, Martin Lundstedt, aunque ha destacado el “fuerte crecimiento” de 2022, así la “buena rentabilidad y flujo de caja”.
Sólo en el cuarto trimestre, el fabricante sueco controlado por los chinos ha logrado un beneficio operativo de 1.034 millones (+13%), mientras el neto cayó un 17%, a 599,71 millones. Por su parte, la facturación ascendió un 31,18%, hasta 12.039 millones, gracias a mayores ventas (62.834 unidades, un 4,09% más).