Muchos se rasgaron las vestiduras con motivo de la última carta anual de Larry Fink, mandamás del fondo BlackRock, en la que apostaba por volver a fuentes de energía fósiles para garantizar el crecimiento económico. En el contexto actual de crisis energética, lo que hay que hacer es producir más energía, aunque sea contaminante.

Lo cierto es que todos los países desarrollados, en mayor o menor medida, están siguiendo ese camino. Incluso la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se está planteando reabrir la mayor térmica de nuestro país, la de As Pontes. Tranquilos, dirá que la decisión la tomaron los expertos según las evidencias científicas de un estudio realizado… por expertos.

El cambio de paradigma se está produciendo también, y de una manera muy significativa, en el sector privado. Lo hemos visto con el fondo ‘anti-verde’ ETF US Energy de Strive Asset Management (DRLL), que ha despertado un enorme interés entre los inversores y ha captado 315 millones de euros en menos de un mes, como publica este lunes Expansión.

“Representamos las voces de muchos ciudadanos de a pie que ven cómo su dinero invertido por otros gestores de activos se utiliza para promover agendas sociales y políticas con las que no están de acuerdo”, afirmó el presidente ejecutivo de Strive, Vivek Ramaswamy, para quien los principios ESG (en inglés, Environmental, Social and Governance) perjudica la rentabilidad.

En definitiva, lo primero es comer y luego, el medioambiente.