La compañía Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) no va bien. Si a finales de enero, el presidente de Argentina, Javier Milei, decidió aparcar su privatización para aprobar la ley ómnibus… ahora se conoce que ingresó menos y tuvo unas pérdidas de 1.203 millones de euros en 2023, lo que no supone una buena carta de presentación de cara a un futuro en el que Milei podría retomar su privatización.
En más de una ocasión, decíamos que a la petrolera argentina de mayoría estatal (51%) le iba a mejor con la española Repsol, claro que esta última no está dispuesta a volver a unirse a la primera. Recuerden que hace poco más de tres meses, tras ganar en las segunda vuelta de las elecciones argentinas y convertirse en presidente electo, el liberal Milei, ratificó que haría algunas de las propuestas que lanzó en la campaña electoral, entre ellas, la privatización de YPF, que cotizaba un 65% por debajo de su máximo en enero de 2012 (cuando fue nacionalizada) y su producción de petróleo había caído un 50% estando los peronistas Cristina Fernández de Kirchner en la vicepresidencia y Alberto Fernández (ahora investigado por presunta malversación de fondos públicos) en la presidencia. Milei tomó posesión como presidente de Argentina el pasado 10 de diciembre y gobernar no es lo mismo que estar en campaña, por ello, a finales de enero decidió aparcar la citada privatización para sacar adelante la ley ómnibus, y parece que, por ahora, tiene otras prioridades: acaba de ordenar el cierre de la agencia de noticias Télam, lo que ha provocado protestas. “Es un ataque a la libertad de expresión inédito en Argentina. En las últimas décadas, no hemos visto nada igual”, ha señalado Tomás Eliaschev, delegado sindical de Télam, a la BBC.
Volvamos a YPF. En 2023, ha notado el abaratamiento del petróleo, al igual que otras muchas compañeras de sector (excepto en la francesa TotalEnergies) como hemos visto en: Repsol, la mexicana Pemex, la italiana Eni, la lusa Galp, la noruega Equinor, la británica BP, la anglo-neerlandesa Shell o las estadounidenses ExxonMobil y Chevron. En concreto, los ingresos de YPF han bajado un 7,7%, a 15.883 millones, por los menores precios de combustibles y otros productos refinados, petroquímicos y fertilizantes, y también debido al impacto de la sequía en la exportación de granos y harinas. El descenso pudo ser compensado, en parte, por la reanudación de la exportación de crudo Medanito a Chile y el aumento de la demanda local de gasolina, pero también tuvo que hacer frente a mayores costes (12.711 millones, un 1,2% más) por la inflación, los salarios y la devaluación del peso argentino.
Por su parte, el resultado bruto de explotación (ebitda) ha bajado un 18%, hasta 3.723 millones, por los menores precios de combustibles y los mayores costes, aunque el aumento de la producción y del procesamiento ha evitado un mayor descenso. El resultado operativo ha pasado de ser positivo en 2.277 millones a uno negativo de 1.145 millones; y el resultado neto ha arrojado unas pérdidas de 1.203 millones, frente a los 2.044 millones ganados el año anterior.
Pero ojo, también ha crecido la deuda neta un 13%, a 6.242 millones. Esto se debe en parte a las mayores inversiones (5.215 millones, un 36% más). Además, ha anunciado que para este año planea invertir unos 4.574 millones, de los que 2.744 millones se destinarán al negocio de esquisto (el cual se extrae mediante la llamada fractura hidráulica o fracking), según ha informado el presidente ejecutivo de YPF, Horacio Marín, porque quieren focalizarse en la producción de hidrocarburos de esquisto en Vaca Muerta (la segunda reserva de gas no convencional del mundo y la cuarta de petróleo) para alcanzar los 160.000 barriles de petróleo diarios en 2025.