No les pedía su apoyo, sólo que permitan gobernar al PSOE. Con su expresión más pueril, Pedro Sánchez se presentaba ante Pedro Piqueras, en Tele 5, justo después de Sálvame, para explicar esto: la culpa de la falta de gobernabilidad de España la tiene la oposición, que no me deja gobernar. No tienen experiencia de gobierno -él llegó al poder, por la puerta de atrás, hace año y medio- no tienen programa político: sólo están contra mí, todo lo hacen por fastidiarme.
Sánchez en Tele 5: el muy sectario rey de la mentira no tiene abuela: insiste en el embuste de que España es el segundo país con más fosas comunes del mundo
Traducido: tiene que aprobarme como presidente del Gobierno sin que yo les conceda nada a cambio, ni un adarme.
Lo que nos lleva a la siguiente conclusión: el mal de España no está ni el neocomunismo, ni en el marianismo ni en el separatismo: el mal está en Pedro Sánchez, un personaje tan sectario como ególatra. Pretende gobernar en minoría como si tuviera mayoría absoluta con pocos diputados y sin ceder un ápice en sus ‘principios’: feminismo radical y la idiota ideología de género, talibanismo ecológico y panteísta y mucha, mucha, cristofobia. Todo ello envuelto en esa carcasa de chulería y prepotencia que le impidió acudir al Congreso del Instituto de Política Familiar que se celebra en Murcia para que no le humillaran, como hicieron el año pasado. Este chico no soporta la crítica.
A Sánchez ni se le pasa por la cabeza una coalición PSOE-PP contra los separatistas y los comunistas. Eso atentaría contra su egolatría.
Pero como Pedro Piqueras es un locutor progre que jamás le lleva la contraria a los políticos que entrevista, Pedro Sánchez se comportó como lo que es: un mentiroso compulsivo que no tiene abuela, jugando a ser blando con los catalanes y duro con la alternativa de derecha. Sánchez ha rechazado de entrada la única coalición posible, al decir todas las encuestas (hoy martes sale el CIS): la formada por el PSOE y el PP. Es, la coalición que podría parar a los separatistas, tanto en su versión catalana como en la euskalduna. Pero para eso hay que dar algo a cambio.
Sólo el PSOE tiene un programa político. El resto de partidos sólo buscan evitar que el PSOE no forme Gobierno: ¡…!
Y esa es una alianza que sí tiene a tiro. Primero porque Pablo Casado, tras vencer al marianismo -esa tecnocracia ideológicamente informe-, se nos ha hecho marianista. ¡Qué cosa!: ahora el valor supremo del PP coincide con el del PSOE: la unidad de España.
Y a todo esto, ¿dónde queda el voto católico? Pues sólo en Vox, dado que Casado se aleja de él a marchas forzadas… porque es un moderado. Y recuerden: moderación y mediocridad empiezan por la misma letra: por algo será.
Las elecciones del 10 de noviembre amenazan con ser más de lo mismo. Pero culpables no son los separatistas catalanes, el culpable es el sectarismo de un ególatra llamado Pedro Sánchez.
Epílogo: Sánchez en Tele 5: el muy sectario rey de la mentira no tiene abuela. Insiste en el embuste de que España es el segundo país con más fosas comunes del mundo después de Camboya. Eso no se lo cree ni él... pero él insiste en el embuste.