Carlos de Habsburgo, Carlos I de Austria y IV de Hungría, fue el último emperador del Imperio Austro Húngaro, que se disuelve y queda en nada con el armisticio de 1918, que pone fin a la Primera Guerra Mundial.
Fue el último rey católico y, lo que es peor, con él muere la gobernanza cristiana. Ejemplo de humildad, el último soberano cristiano de España muere en Funchal, en la miseria, y fue beatificado por San Juan Pablo II.
Con Carlos de Austria ya se demostró que el problema no era el mayor o menor absolutismo de un régimen. El gran problema político no era quién mandaba, sino para qué mandaba y cómo mandaba.
Hoy, beatificado por San Juan Pablo II, con Carlos de Habsburgo se pasó de la confesionalidad al laicismo, sin término medio
EL problema de la monarquías europeas, de la Europa cristiana, siempre consistió en si el monarca luchaba por su poder personal o por el reinado de Cristo. El último Habsburgo luchaba por lo segundo.
Carlos de Habsburgo-Lorena y Sajonia fue el último emperador de Austria, rey apostólico de Hungría y rey de Bohemia y Croacia. El último monarca que concibió su poder como servicio. El armisticio de 1918, que ahora celebran con gran pompa Macron y Merkel fue su final y el final de la gobernanza católica.
Si el drama de Rusia es que no tuvo Edad Media y se le obligó a pasar de la monarquía absoluta al Estado moderno, lo malo de la Europa Occidental, el desastre del siglo XX es que pasó de la confesionalidad al laicismo, sin parada intermedia de camino a la aconfesionalidad o laicidad.
El gran problema político no es quién manda sino para qué manda y cómo manda
El paso de la teocracia al anticlericalismo feroz ya se dio en el siglo XIX y el siglo XX no fue más que la imposición del sincretismo, un materialismo práctico, que convirtió a la monarquía católica en el objeto a batir por la masonería, esa monarquía opaca.
Tres han sido la potencias católicas Europas: España, que deja de contar tras la invasión francesa de 1808, Francia, ya tumorada por la Ilustración y la última, Austria-Hungría, que cae… en 1918, la efemérides que ahora festejamos.
Potencias católicas: España, que se la cargan, Francia que se carga la Ilustración y Austria, que se cargaron en 1918.