- Si la convocatoria de este año no hubiera tenido una "referencia explícita" a la elecciones catalanas, la alcaldesa de Barcelona se lo hubiera pensado.
- La atención sigue en la polvareda política tras la investigación por las presuntas comisiones del 3%. Convergencia habla de campaña del miedo y exabruptos y el PP pide a Mas que se explique en el Parlament.
- Sáenz de Santamaría acalara que el Gobierno no negociará con los partidos independentistas y está dispuesto a evitar el "desgarro en la sociedad catalana".
Se acercan inexorables las elecciones del 27 de septiembre en Cataluña, convocadas y adelantadas por
sir Artur Mas. Y ante esta primera cita electoral del curso político en España, las declaraciones irán cada vez más tomando protagonismo. La noticia la ha provocado al alcaldesa de Barcelona,
Ada Colau (
en la imagen), que ha anunciado este lunes que no acudirá a la manifestación de la
Diada del 11 de Septiembre. La razón es que la convocatoria de este año hace "referencia explícita" a la elecciones catalanas del 27 de septiembre. Es por el su "rol institucional", no por otra cosa, que en eso "es mejor separar las cosas". O sea, que si no fuera la alcaldesa hubiera ido: ha recordado, de hecho, que acudió cuando era una ciudadana más.
La decisión no ha sentado nada bien en las multicolores filas independentistas y a partir de ahí cada cual ha barrido para su lado. A
Convergencia, por ejemplo, le ha cuasado "tristeza", el PSC ha
celebrado el ataque de sensatez y Ciudadanos ha insistido en que Colau es un "instrumento más del separatismo". Algunas razones tienen: la propia alcaldesa ha vuelto a dejar claro el compromiso de
Barcelona en Comú con el "derecho a decidir" de Cataluña. Otra cosa es que, como quien da una de cal y otra de arena, haya criticado también a los grupos municipales independentistas que han forzado un pleno "con precipitación en un contexto electoral" antes del 27-S o a Felipe González, que con su carta ha insultado a los catalanes.
Sigue, mientras tanto, la polvareda desatada por el
zarpazo a Convergencia por las presuntas comisiones ilegales del 3%. Convergencia ha vuelto a insistir, a traves de su portavoz,
Josep Rull, en lo que ya dijo el viernes: es el modo en que el Estado ha entrado en la campaña del
no para las elecciones del 27-S, una campaña del miedo o de exabruptos, como el de
Felipe González en su carta. El PP, por su parte, ha aprovechado para pedir, a través de
Andrea Levy, a Artur Mas que explique en el Parlament las dudas sobre la financiación de CDC en los últimos años.
También ha hablado hoy, de nuevo, la vicepresidenta del Gobierno,
Soraya Sáenz de Santamaría, para decir, en los micrófonos de la SER, que el Ejecutivo no tiene la intención de negociar con los partidos independentistas y está dispuesto a evitar el "desgarro en la sociedad catalana" que se pretende desde la lista de Artur Mas. "No se les puede ir dando cosas; a los ciudadanos sí, pero a los políticos no" porque "para un político independentista, cada nueva concesión es una meta volante".
Preguntada por la posibilidad de intervenir la autonomía catalana en caso de que se produzca una declaración unilateral de independencia, la vicepresidenta ha mantenido la prudencia y ha optado por una vía no contenciosa: "A mí me pasa como a Felipe González", que prefiere llamar a la "responsabilidad" porque "no se puede" llevar a cabo "este desgarro", "sacar" a los catalanes "de Europa y de la línea que lleva el mundo".
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com