El hecho de que las autoridades bancarias estén centradas en su preocupación por la concentración del sector financiero, con la idea de que, al final, en el mercado español sólo subsistan seis entidades –como mucho-, convierte a los bancos pequeños en un caramelo a la puerta de un colegio, en una ‘commoditie’ que deben comprar necesariamente el resto de entidades… para mantener contento al regulador. Personalmente, las dudas sobre la concentración del mercado pueden quedar resueltas con la subida de tipos de interés, que justifique y valide a las entidades de menor tamaño. No obstante, sin duda, esa subida de tipos de interés puede agravar sobremanera el desequilibrio del sector público, la ralentización de la economía y la generación de pérdidas esperadas en los resultados de las entidades bancarias. Toda una trampa monetaria en la que nos encontramos. La duda es saber por dónde queremos que el sector financiero subsista, si es que realmente queremos que sobreviva.
Apple pisa a fondo el acelerador y con su entrada como fintech y su nueva tarjeta de crédito ha abierto un mercado brutal para la entidad, al menos, de momento, en los Estados Unidos. Pero no olvidemos que detrás está Golmand Sach y Master Card. Todo es cuestión de tiempo. Como dice José Carlos Diez, veremos.
Como siempre, la pregunta incontestable es qué parte del balance de Abanca procede de capitales venezolanos que huyen de Maduro
No obstante lo anterior, los resultados presentados por Abanca (Ver pdf adjunto), entidad menor pero atractiva en sus formas, resultan interesantes. A lo largo del ejercicio 2018 recibió del sector industrial, de su filial Abanca Corporación Industrial y Empresarial un total de 680 millones de euros, siendo la partida que más suma a sus resultados anuales presentados. 248 millones proceden del reparto del dividendo al grupo, un aumento del 77% respecto al ejercicio anterior. A ello debemos sumar los 431,7 millones de euros en concepto de reservas de libre disposición, cantidades ambas que suman a sus ingresos financieros, aportando más que el margen de intereses y casi la mitad del margen bruto. Este dato deja claro que el negocio de las entidades financieras va por otros derroteros a su función bancaria y generadora de masa monetaria. La alternativa son las comisiones, en este caso por gestionar patrimonios ajenos, en lugar de los propios.
En este sentido, la cuenta de pérdidas y ganancias consolidada correspondientes a 2018 reflejan una evolución positiva de su margen de intereses, para un total de 544 millones de euros, un aumento significativo respecto a los 488 del ejercicio anterior. Es en el margen bruto donde realmente su comportamiento resulta interesante, con un dato final de 1.050 millones respecto a los 811 millones previos. En este rubro puede apreciarse el peso de los ingresos por comisiones que representan un total de 197 millones. Sin tomar en consideración las ganancias netas por activos financieros no destinados a negociación, valorados obligatoriamente a valor ‘razonable’ con cambios en pérdidas y ganancias, que representa un total de 190 millones, hablamos de una de las partidas más relevantes.
El resultado final de explotación mantiene una evolución positiva, pasando de los 306 millones en 2017 a 418 en 2018, una mejora significativa, supeditada, no obstante, por la imputación a resultados de los cambios en el valor razonable de activos de negociación, tal y como hemos comentado previamente. Sin tal dato los resultados del ejercicio no pintarían tan bien, sobre todo por su carácter no recurrente y supeditado a la evolución del mercado.
La trampa monetaria: si subieran los tipos, mejoraría el negocio bancario y empeoraría la deuda… pero no harían falta fusiones
Desde el punto de vista del balance, resulta notorio resaltar la evolución positiva de su patrimonio neto, quedando en 4.463 millones, frente a los 4.105 del ejercicio 2017. El crédito a la clientela, por valor de 30.160 millones de euros, muestra una evolución positiva en más de 1.000 millones, tomando en consideración el dato previo de 29.120 millones a coste amortizado.
En definitiva, datos interesantes en el movimiento de sus saldos contables, movimientos en línea con el alboroto en el sector financiero. Recuerden la prejubilación de 1.700 personas en el Banco Santander por el nuevo ajuste de la red y, sobre todo, no se olviden del papel desastroso del Banco de España en el caso Bankia, y del papel de Rato, y también del de Luis de Guindos. Y de algún político metido a consejero…
Conclusión: estamos ante el supernegocio de Escotet: compró el banco sin dinero, o con dinero del propio banco, y ahora se está llevando un dividendo supergeneroso.