- Escotet no sólo se ha traído la matriz de su holding a España, sino el dinero de muchos venezolanos.
- Lo cierto es que al banquero le han vinculado con el chavismo en más de una ocasión.
- Ahora tiene la oportunidad de quitarse esa etiqueta.
- Y de abandonar los negocios en aquél país, que padece una inflación del 2.600 por ciento.
- "Banesco pasará a formar parte de la banca pública", asegura Diosdado Cabello.
Ya no es sólo una amenaza. El vicepresidente del
Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello, ha asegurado el miércoles que el Gobierno comprará Banesco. "Esta semana debemos comenzar la negociación con Banesco. Vamos a comprar Banesco, pues.
Banesco nos la puso a la venta barato, en verdad barato. Lo agradecemos mucho a Escotet, que nos dé esas facilidades", ha afirmado el número dos del régimen.
En desenlace se presenta próximo. Un desenlace cuyas consecuencias no teme demasiado
Juan Carlos Escotet (
en la imagen). Estamos hablando de la filial de Banesco en Venezuela y nada más. Porque la sede social de
Grupo Banesco está en Madrid desde el año 2007. Aunque fue a raíz de la compra del gallego Banco Echeverría (abril 2013) y de la adjudicación de NCG Banco por el FROB (diciembre 2013) cuando realmente se dio a conocer en nuestro país.
Fue a partir de entones, precisamente, cuando Escotet aceleró la llegada a España de dinero procedente de familias adineradas de Venezuela. Muchos de ellos atraídos
por el resurgido sector inmobiliario de lujo.
Mucho ha llovido desde que se vinculaba a Escotet con el chavismo. Y es que Banesco ha sido -y sigue siendo- el banco de los militares venezolanos. Es el primer banco privado del país, título que alcanzó después de que
Hugo Chávez nacionalizara el Banco de Venezuela, entonces propiedad del Santander.
Sea como fuere, Escotet tiene la oportunidad de quitarse esa etiqueta y, por qué no, de abandonar el negocio en Venezuela, un país que padece una inflación del
2.600 por ciento, además de serios problemas de abastecimiento de los bienes y servicios más básicos. Todo a cambio, eso sí, de poco dinero: unos 2.640 millones de euros.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com