• Es el más receptivo a las consignas del Gobierno para una solución desde la banca acreedora.
  • Está dispuesto a una negociación de la deuda y a buscar un socio industrial… o un equipo gestor.
  • Ha impuesto de nuevo a KPMG para conocer la deuda real: los sustos puede venir por las filiales o los proyectos en curso.
  • Las eléctricas, de momento, se resisten y no están por la labor de comprar activos de Abengoa.
El Santander vuelve a tomar la iniciativa en la inquietante crisis de Abengoa e intenta convencer al resto de bancos acreedores de que la salvación de la energética andaluza es posible. El resto de entidades lo dudan -entre ellos, además, del Santander, están muy expuestos Caixabank, Bankia, Popular y Sabadell-, pero son conscientes también de que el Santander es el Santander y manda mucho. En otras palabras, el banco que preside Ana Botín (en la imagen) es partidario de encontrar una solución desde los bancos acreedores y se alinea así en lo que han pedido el ministro de Economía y otras instancias, desde la Junta de Andalucía a la Casa Real. Esa voluntad contradice las señales iniciales del conjunto acreedor que apunta a la entrada en concurso de acreedores. Para Luis de Guindos, la empresa, puntera tecnológicamente, es viable. Así lo asegura, pero a nadie se le olvida que el Gobierno se ahorraría, de paso, un problema no menor: no sólo está peligro la supervivencia de un grupo tecnológico made in Spain sino miles de puestos de trabajo en España (6.500 de los más de 28.000). Ahora bien, tanto Guindos como el Santander son conscientes de que cualquier solución pasa por conocer a fondo la situación financiera real de Abengoa. Es el motivo por el que el ministro echó balones fuera cuando se le plantearon las posibles ayudas desde el Estado. Nada de eso, dijo: midió el riesgo del Estado (415 millones, sin Bankia), dijo que la culpa de la situación de Abengoa la tiene Abengoa, por los fallos en la gestión y el elevado endeudamiento, y no sólo eso: el Estado ya le ha ayudado bastante. Pero lo deseable, cómo no, sería que saliera adelante y quién mejor que la banca acreedora para hacerlo posible y por esa vía cabalga el Santander. El Santander, no obstante, es consciente igualmente de los problemas que puede esconder Abengoa. Los bancos conocen perfectamente lo que les debe (en deuda corporativa, circulante o project finance), pero ignoran la situación real de endeudamiento y no obvian futuros sustos, por ejemplo, de la deuda de las filiales o de sus numerosas ramificaciones a través de proyectos, compromisos o ayudas internacionales. Dio algunas pistas en ese sentido, ayer mismo y a su manera, José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia: "Una cosa es la deuda con las entidades y otra establecer con claridad cuál es la situación financiera porque es un grupo complejo". Quédense, en cualquier caso, con que el Santander es el único  empeñado en salvar al grupo. Para el resto, el concurso de acreedores es inevitable y lo mejor es cobrar lo que se pueda, con quita incluida, sin capitalizar deuda. El Santander, sin embargo, el más receptivo a las consignas oficiales, y se desmarca del resto, del mismo modo que hizo durante las negociaciones para la entrada del grupo vasco Gestamp en el capital, a cambio de una mayor inyección de liquidez. En esta ocasión es el Santander, que lidera el steeting committee (comité ejecutivo) para negociar, también ha querido que se contrate de nuevo a KPMG para conocer la situación real de Abengoa, aunque la espera de que termine su informe, seguirán sospechando. De Deloitte, todo sea dicho, no se fían. El criterio del Santander, a partir de ahí, es muy claro. Primero conocer la situación financiera, pero a partir de ahí pone su mejor disposición para encontrar una solución en la negociación de la deuda, buscar un socio industrial y poner al frente, incluso, un equipo gestor, como sucedió en Pescanova. El cambio de equipo gestor fue una de las peticiones, antes de la llegada y huida de Gestamp, que manejaron los acreedores. No le bastaba, entonces, el relevo en la presidencia de Felipe Benjumea. No se fiaban tampoco de los otros administradores. Flotó entonces la posibilidad de colocar a Javier Monzón, ex presidente de Indra, como quería el Santander, en calidad de presidente o consejero delegado. Pero el problema no ha cambiado por el enfrentamiento de Monzón con el Gobierno Rajoy durante la legislatura. El proceso para salvar Abengoa pasa también por la venta de activos. El diario Cinco Días apunta este jueves, en ese sentido, al informar que el grupo prepara ventas por más de 1.800 millones de euros. Amplía así en 700 millones las ventas aprobadas en septiembre, a cambio de un préstamo de 800 millones de la banca acreedora y siempre que KPMG haya cumplido su tarea con su informe sobre la situación real de la empresa. Las eléctricas, de momento, se resisten a entrar en el juego y no están por la labor de comprar activos de la energética andaluza. Se pueden ablandar, del mismo modo que tendrá que hacerlo también el Gobierno a través del ICO, Cesce (seguros públicos de riesgo para las empresas) o Cofides (ayudas financieras a la inversión en el exterior). Ya lo ha hecho hasta ahora. Rafael Esparza rafael@hispanidad.com