- En las cuentas hasta septiembre afloran todas las pérdidas posibles antes de que arranque la nueva Abengoa.
- En tres meses, añaden otros 1.723 millones a los números rojos del semestre, hasta 5.413 millones.
- Limpieza a fondo: el deterioro contable de los activos asciende a 4.227 millones.
- Sin olvidar la ralentización del negocio: factura tres veces menos que hace un año (1.042 millones).
Las
cuentas de
Abengoa hasta septiembre son una continuación, a peor, de las del primer semestre, pero muestran, en paralelo -tal vez lo más importante-, el escenario al que mira la
nueva Abengoa y el
entierro, a partir del 22 de noviembre -junta extraordinaria de accionistas- de la
vieja Abengoa. Ya les contamos lo que será la nueva Abengoa.
Es algo más que un
juego de palabras, que retrata una situación, teniendo en cuenta lo que será
la nueva, reducida a una ingeniería. No se entiende de otro modo la
jugada de los
bancos acreedores, que han llegado hasta el final para que se retrate el
último Consejo de Administración de la tecnológica, al que sucederá oficialmente un nuevo equipo, con
Gonzalo Urquijo al frente. Ese último Consejo es el mismo que
ha cobrado 32 millones con una empresa en quiebra.
Las pérdidas suman 5.413 millones de euros. No importa tanto, en este caso, que sean una barbaridad respecto a los
números rojos de 193,9 millones en el mismo periodo de 2015. Lo que importa es que suman otros 1.723 millones a las pérdidas del primer semestre.
En otras palabras, ha seguido la
limpieza de balance para aflorar todas las pérdidas posibles -por deterioro de activos o ralentización de negocio- antes de la nueva etapa, que arranca el próximo día 23.
Las
pérdidas contables, de hecho, ascienden a 4.227 millones de euros, por la devaluación, en primer término, de los activos de bioenergía en EEUU, Europa y Brasil y la menor valoración de otros activos varios países.
El reconocimiento de las
pérdidas adicionales estaba previsto en el
plan de viabilidad de Abengoa, del mismo modo que está estimado que se puedan compensar tras el impacto positivo derivado de las quitas y la ampliación de capital que contempla la
reestructuración. Y eso, a su vez, permitirá, como explica la compañía, retomar el
equilibrio de Abengoa en términos patrimoniales, con la
liquidez necesaria para comenzar las operaciones previstas.
La actividad hasta septiembre completa el cuadro de la vieja Abengoa. La cifra de
ventas se reduce tres veces respecto a hace un año: de 3.265 millones a 1.043 millones de euros. Y el
Ebitda es negativo en 90 millones de euros. La ralentización del negocio afecta sobre todo a los proyectos en México, Chile, Sudáfrica y Brasil.
Rafael Esparza