• Y acusa 'again' al equipo ejecutivo de no estar cumpliendo el plan de ventas.
  • Mientras, los bonistas se han dirigido al juzgado para demostrar que su posición también es firme: no aportarán más dinero.
  • El plan para salvar Abengoa sigue siendo el mismo. El problema es que no se está cumpliendo.
La situación de Abengoa entra en una nueva fase y no es, precisamente, esperanzadora. La banca ha advertido a los bonistas que no va a poner más dinero. Es su última decisión y es firme, pase lo que pase. Las entidades acreedoras están hartas, no sólo de los bonistas, sino del equipo ejecutivo de la compañía. Los bancos acusan 'again' al presidente, Antonio Fornieles, y al consejero delegado, Joaquín Fernández de Piérola, de no estar cumpliendo el plan de ventas que debía aportar liquidez al grupo, ni el plan de reducción de efectivos. Y no lo hacen porque esperan que, al final, la banca pague. Pero la banca no va a pagar más. Mientras, los bonistas se han dirigido al juzgado para demostrar que su posición también es firme, esto es, que tampoco van a aportar más dinero. Por eso, según El País, un grupo de bonistas ha presentado cinco impugnaciones contra el acuerdo de financiación de la compañía, que permitía ampliar el plazo para evitar el concurso de acreedores hasta el próximo 28 de octubre. Ahora, los acreedores tienen 10 días para presentar sus alegaciones. A todo esto, el plan para salvar Abengoa sigue siendo el mismo. Resumiendo: otorgamiento de nueva financiación por importe de hasta 1.500 o 1.800 millones de euros destinada a financiar las necesidades generales corporativas y de circulante de la nueva Abengoa; refinanciación de varias líneas de liquidez en un nuevo tramo de un importe total de 231 millones, con garantía de acciones de Abengoa Yield. A eso añadan una nueva línea de avales por importe de hasta 800 millones destinada a financiar las necesidades de avales técnicos y económicos del grupo y la refinanciación del 30% de la deuda corporativa sin garantías reales. Al final, los accionistas actuales de Abengoa obtendrían un 5% de la nueva sociedad y warrants por hasta el 5% del capital social en caso de amortización de toda la deuda existente tras la reestructuración a su vencimiento. En definitiva, el plan ya está trazado. El problema es que no se está llevando a cabo. Y ahora, la banca ya ha advertido que no piensa poner más dinero. Y los bonistas, tampoco. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com