Abengoa tiene una fórmula, la emisión de deuda, para aplacar a la aseguradora Zurich, Liberty o Eximbank, los tres principales bonistas que impugnaron el acuerdo de financiación de la ingeniería y a los que el juez de lo Mercantil 2 de Sevilla, Pedro Márquez, dio la razón en septiembre, pero lleva un tiempo, como quien dice. De hecho, el presidente, Gonzalo Urquijo, se puso a ello tras conocer la sentencia, que homologaba, en paralelo, el pacto medular entre los acreedores para refinanciar la compañía, el firmado el 8 de noviembre de 2016.
Es importante tener en cuenta ese aspecto. La sentencia de Pedro Márquez, que puede leer en el documento adicional, estimaba la impugnación de los bonistas díscolos, “por el sacrificio desproporcionado que impone el acuerdo de refinanciación impone” (una quita del 97% de la deuda), al tiempo que aclaraba que “no procede la revocación de la homologación”.
Tiene un acuerdo con los díscolos pero necesita también el de la mayoría de los antiguos acreedores
Dicho de otro modo, lo que prevalece en la sentencia es que dar la razón, en parte, a unos no ponga en peligro en futuro de Abengoa. En ese sentido, Urquijo tiene ya un acuerdo con los bonistas que no se acogieron al plan, pero necesita el visto bueno del resto de los acreedores, entre otros motivos porque supone dinero nuevo, y algo que no está al alcance en la misma medida para todos los acreedores.
Es, en fin, el objeto de la negociación en curso para una nueva emisión de bonos de 142 millones de euros, sin ningún tipo de quita y en las mismas condiciones económicas que de la deuda senior ya existente, pero cuyo vencimiento sería en marzo de 2022, no en septiembre de ese año, como en la deuda senior.
Ese es el motivo por el que Abengoa ha pedido una dispensa de pago (o waiver) a algunos acreedores. No es cuestión de buscar cinco pies a un gato que sólo tiene cuatro. Cuando se pide una dispensa, en primer término, es porque se tienen en cuenta acuerdos previos para ofrecer garantía garantías.
El dinero nuevo no está al alcance de todos en la misma medida y alarga el suspense
Pero Abengoa, en paralelo, necesita el acuerdo de la mayoría de los antiguos acreedores, de los que espera una decisión antes del 30 de mayo.
¿Tendrá ese respaldo? Presumiblemente sí, pero de momento no lo tiene. ¿Hay riesgo real para entrar en concurso, que fue el gran logro conseguido por la ingeniería hace dos años? Haberlo haylo, pero muy limitado.
La ingeniería ha hecho los deberes en la parte más importante, con desinversiones decisivas (la más importante, la salida de Atlantica Yield, a la que seguirá la planta mexicana Tercer Tren o A3T) ha mantenido a flote el negocio, como prueban los resultados de 2017, sin ensoñaciones, sin asumir nueva deuda y con perímetro de negocio, menor pero ajustado para ganar dinero sin riesgos.