- Al problema de la indefinición del modelo concesional, clave, se une ausencia de inversiones.
- Y Abertis escapa: se refuerza en Francia o Italia y hasta en Brasil, donde ve más seguridad que en España.
- El último paso: el acuerdo para comprar un 22,52% en su filial transalpina A4 Holding por 125 millones.
- La inversión pública olvida las carreteras: mas de la mitad es para el tren, sobre todo el AVE, y para el resto, poco.
Abertis huye de España por una razón bastante clara: la indefinición de un modelo concesional de autopistas, esa
quisicosa de la que
Rajoy aclara entre poco y nada, y menos aún el ministro de Fomento,
Iñigo de la Serna. Y a eso se une un problema, la prioridad del AVE sobre cualquier otra infraestructura, sobre todo las autopistas.
Lo confirman fuentes de la concesionaria, que ponen como ejemplo, incluso, a
Brasil, con todo lo que tiene encima ese país (por los casos de corrupción política), pero con un modelo claro, lo que permite actuar sin problemas a su filial
Arteris. El mes pasado, sin ir más lejos, anunció la adjudicación de una autopista de 720 kilómetros (
Rodovia dos Calçados) en una concesión por 30 años.
Ha ocurrido lo mismo en su apuesta en Francia o Italia, al margen del desenlace para un acuerdo sobre combinación de negocios con
Atlantia. En los dos países ve claro, al contrario que aquí, un modelo concesional apto para invertir.
En Francia ya controla la totalidad de su filial
Sanef y, este miércoles, anuncia a través de un
comunicado un paso parecido en Italia. Ha llegado a un acuerdo con accionistas minoritarios para comprar un 22,52% de su filial
A4 Holding por 125 millones. Conclusión: su participación llega al 85,36% y suma la gestión de 235 kilómetros de autopistas en la región de Véneto.
En los dos casos, como en Brasil, el planteamiento responde al mismo criterio: reforzar su estrategia de crecimiento.
La situación en España, sin embargo es muy distinta, a pesar de que Abertis es una pieza esencial. Es la concesionaria de las principales autopistas y gestiona 1.559 kilómetros, el 60% del total de las vías de peaje, que le han traído, encima, no pocos problemas (en forma de
provisiones por retrasos y
litigios). Y De la Serna, para colmo, da menos pistas que Rajoy, que ya son pocas.
La prioridad para el Gobierno en la
obra pública, en cualquier caso, está más en el
AVE que en otra cosa. O sea, nada nuevo sobre las olvidadas
carreteras y, por supuesto, las
autopistas, al margen de la bronca por las
radiales.
La prueba se alarga con los datos sobre inversión en
infraestructuras de los Presupuestos para 2017. Los datos los ha dado este miércoles Montoro.
Ascienden en su conjunto a 7.540 millones (la cifra más baja de la última década), pero el 50% va destinado al ferrocarril (3.056 millones), especialmente el
AVE (2.330 millones). La partida para
carreteras, sin embargo, suma 1.913 millones, pero más de la mitad (884 millones) para conservación, no para construcción.
Rafael Esparza