El Tribunal Superior de Justicia de Madrid acaba de dictaminar -y puede sentar jurisprudencia- que un corredor de la plataforma Glovo es un falso autónomo que debería ser trabajador por cuenta ajena.
La sentencia a favor de los trabajadores supera a las que han ganado las plataformas de transporte de comida a domicilio o de lo que sea.
Nos alegramos por ello. A fin de cuentas, el trabajo de los ciclistas es duro y es verdad que trabajan para una empresa y sólo para ella.
Ahora bien, ¿por qué las empresas recurren a esto? A lo mejor es porque los impuestos laborales en España son altísimos, sobre todas las cuotas sociales, las más altas de Europa.
Y sucede también que muchas personas sin trabajo se meten a autónomos para pagar menos a la Seguridad Social. Total, ninguno considera que el sistema de jubilación aguante hasta que ellos sean mayores.
Ya saben, si quieren evitar el fraude, lo que tienen que hacer no es perseguir al defraudador, sino hacer que no tengan necesidad alguna de defraudar. Por ejemplo, bajando los impuestos.
Es lo mismo ocurre con la criada filipina metida en la plantilla de la empresa para pagar menos impuestos, Pues mire usted, homologue el IRPF con el impuestos de sociedades.
Además, en tal caso, lo justo sería lo contrario, que el IRPF fuera inferior al de Sociedades, no al revés (como ocurre ahora) y se acabará el fraude.