Finalmente, hay acuerdo nuclear a la vista, por lo que empieza el baile sobre la energía del futuro. Dicho pacto no afecta solo a la central nuclear de Almaraz (Cáceres), sino también a las Ascó y Vandellós (ambas situadas en Tarragona).
En este baile, hay distintas aspiraciones. Naturgy quiere sustituir los reactores nucleares por gas (mejor dicho, apuesta por quemarlo en las centrales de ciclo combinado para obtener electricidad, y después distribuir esta a sus clientes); Iberdrola propone ciclo combinado y solar; mientras que Endesa desea que haya nucleares el mayor tiempo posible. Pero esto último, como saben, será difícil porque el calendario ya está fijado: los siete reactores nucleares que actualmente están operativos en España cerrarán entre los años 2027 y 2035.
Y las tres eléctricas coinciden en algo: antes del periodo 2027-2035, la energía solar no podrá sustituir a la producción nuclear
Claro que las tres eléctricas coinciden en algo, pues creen que la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, no podrá sustituir por renovables la producción nuclear, a pesar de que esa es su gran apuesta. Y es que se necesitan nada más y nada menos que 3.000 MW de energía eólica y solar al año para sustituir a las nucleares, que lideraron la producción eléctrica también en 2018 (el 20,39% de la electricidad consumida) y además remarcaron su carácter de energía limpia, ¡sí, limpia! (recuerden que no emiten CO2 y generó el 34,42% de energía libre de emisiones).
Por tanto, las compañías, aunque apoyan la estrategia de la ministra más verde del Gobierno Sánchez, dudan de su éxito… siendo cómplices de una especie de engaño para que su imagen no se vea perjudicada. Y es que no se suele escuchar que las nucleares no emiten CO2 y que sus residuos no son elevados ni ocupan una gran cantidad de espacio, pero eso sí, requieren que se almacenen de forma segura.
Las nucleares lideraron también en 2018 la producción eléctrica y son una energía limpia: no emiten CO2
Llegar a un acuerdo nuclear respecto a la central de Almaraz no ha sido fácil, pero al final se ha logrado con cambios significativos en la postura de la eléctrica que tiene como CEO a José Bogas: ha acabado cediendo. Todo ello, tras una reunión al más alto nivel entre sus tres propietarias (Iberdrola -53%-, Endesa -36%- y Naturgy -11%-) y una llamada de la ministra Ribera, que estaba bastante enfadada por los movimientos de Endesa en la última semana. Este acuerdo se basa en tres cuestiones:
- En la petición para renovar la licencia de la central se incluirá la palabra “cierre”, algo que eléctrica que tiene como CEO a Bogas buscaba evitar, en 2027 para el reactor Almaraz I y en 2028 para el reactor Almaraz II.
- La licencia estará vinculada a inversiones, que se han pactado en 400 millones de euros, aunque se ha ampliado la horquilla y la cifra podrá variar entre un 15% y un 50%. Endesa quería que fuera una licencia limpia y no se vinculara a inversiones, pero el resto ha ganado también en este punto, logrando que todo quede atado.
- Se mantiene la unanimidad en la toma de decisiones. Algo que a la filial de Enel tampoco hacía gracia dado que cuenta con mayoría en muchas centrales.
Un pacto que se ha replicado para Vandellós II (propiedad de Endesa -72%- e Iberdrola -28%-), cuyo plazo para pedir la renovación de su licencia también acababa el próximo 31 de marzo, como en el caso de Almaraz, aunque con un plan de inversión absoluto, sin horquilla de variaciones. Además, se ha llegado a un acuerdo para los dos reactores de Ascó, que tiene más plazo para solicitar la renovación de su licencia (hasta el 31 de marzo de 2020): el I pertenece al 100% a Endesa y el II, a Endesa (85%) e Iberdrola (15%).