- La compañía se apoya en los registros de las cajas negras para confirmar que el avión se estrelló por un fallo técnico: se bloqueó la potencia de tres de los cuatro motores.
- Y los sistemas informáticos no respondieron al intento de los pilotos de controlar esos niveles elevados.
- El desplome en bolsa duró un día y desde entonces ha tenido caídas más bruscas que nada tienen que ver con el accidente.
- Y hoy las acciones vuelven a subir más de un 1% en la Bolsa de París.
Ya conocemos las razones por las que se estrelló en Sevilla, el pasado 8 mayo, el avión militar Airbus 440M, en el que murieron cuatro personas. Ha informado de ello Airbus Defence and Space a todos los operadores del A400M, basándose en los registros de los datos de vuelo y de las voces de cabina. Pero los inversores, pendientes del valor en bolsa, no se alteran. El primer día de cotización después de accidente, sí. De hecho, las acciones de la compañía cayeron con fuerza (hasta un 6%) en la Bolsa de París, donde Airbus tienen un mayor nivel de contratación. Pero basta ver el gráfico en bolsa para advertir que el susto duró apenas un día, y que ha habido caídas más pronunciadas después, como el 27 de mayo, que nada tienen que ver con el accidente en Sevilla. El 11 de mayo, las acciones perdieron el nivel de los 60 euros. Se interpretó entonces que el accidente en Sevilla dejaba tocada la industria militar europea. Alemania, Reino Unido o Turquía decidieron paralizar las operaciones con el A440M. En fechas posteriores, sin embargo, los títulos llegaron a los 65,20 euros y este miércoles la acción sube más del 1%, por encima de los 62 euros. La investigación apunta a un fallo técnico, en línea con lo que ya adelantó Airbus el 18 de mayo. Este martes se conocen los detalles: tres de los cuatro motores se bloquearon nada más despegar, los pilotos no lograron contener el aparato y se produjo el accidente, con cuatro de los seis tripulantes muertos. Eso motores experimentaron un bloqueo de la potencia nada más despegar y los sistemas informáticos nos respondieron al intento de la tripulación de controlar esos niveles. Sólo respondió uno de esos motores, el cuatro. En el último comunicado Airbus descartó un problema de diseño estructural ni cuestión la calidad en el montaje final del avión. Otra cosa es la tensión en la relaciones entre el Gobierno español y Airbus, donde la SEPI tiene un 4,1%, también a propósito del proyecto del avión militar que se desarrolla en Sevilla. Un directivo alemán llegó a culpar como responsable del accidente a esa planta. El último botón de muestra de las malas relaciones con el Gobierno fue el nombramiento de Amparo Moraleda, ex ejecutiva de IBM, como la representante en el Consejo de Administración del grupo, en contra del deseo de la SEPI de los otros accionistas públicos, Fancia y Alemania. Rafael Esparza rafael@hispanidad.com