- Monseñor Georges Abou Khazen, vicario apostólico de Alepo, denuncia que los fundamentalistas islámicos "imponían a la población los preceptos y las formas de vida que enseña el fanatismo".
- Además, durante la ocupación los 'rebeldes' yihadistas impedían que llegaran víveres y medicinas a la población y se quedaban con todo ello.
- Mientras, según la ONU, fuerzas progubernamentales sirias causaron la muerte de 82 civiles en la ciudad.
- Los combates regresan a Alepo y paralizan el acuerdo de evacuación.
Tras la confirmación el martes por todos los bandos del cese de las hostilidades en
Alepo, los combates han vuelto este miércoles a la zona oriental de la ciudad reventando el
acuerdo de evacuación de civiles y milicianos rebeldes patrocinado por Rusia y Turquía, informa
AFP.
Los autobuses que iban a transportar a los rebeldes y civiles evacuados del este de la ciudad siria de Alepo (norte) se han retirado y están regresando a sus bases, ha dicho este miércoles a Efe el director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos,
Rami Abderrahman.
No obstante,
ante la casi liberación de la ciudad, monseñor
Georges Abou Khazen (
en la imagen) vicario apostólico de Alepo para los
católicos de rito latino, declaró a
Zenit: "La ciudad de Alepo finalmente está por ser completamente liberada y unificada después de cuatro largos años de división y de muerte sembrada por varios grupos armados sirios y no sirios".
Durante la ocupación –cuenta mons. Abou Khazen, que ha podido hablar con personas que han huido de la parte este de Alepo–
la vida no era fácil, especialmente en los últimos meses de combate, porque los 'rebeldes' yihadistas impedían que llegaran víveres y medicinas, mientras sus depósitos se llenaban.
Asimismo, el vicario apostólico explica que "estos grupos pertenecen todos a la galaxia del
fundamentalismo islámico e imponían a la población los preceptos y las formas de vida que enseña el fanatismo, totalmente extrañas a la tradición del pueblo sirio".
Ahora que la ciudad está casi por completo en manos del ejército regular –explica mons. Abou– muchos refugiados están volviendo y esto ya es un símbolo de renacimiento.
El vicario apostólico subraya que muchos ciudadanos de Alepo se habían alejado recientemente, "durante la última operación del ejército para liberar los barrios del este de la ciudad".
Una vez retomado el control de estas zonas, ha sido necesario "limpiar estos barrios de las minas, reabrir las calles y hacer funcionar las otras infraestructuras". Casi concluidas estas actividades, la gente está volviendo atrás, donde a menudo en vez de su propia casa encuentran un lugar espeluznante. Pronto habrá que comenzar con la reconstrucción.
"
El clima que se respira entre la gente es de alegría, optimismo y esperanza" cuenta el vicario apostólico. Además revela que también hay mucha prudencia, porque el pueblo sirio ya está acostumbrado a las "sorpresas feas".
Prudencia, o quizá realismo, que
aparece también en las palabras de mons. Abou Khazen. "¡Por desgracia no estoy seguro de nada respecto a un aspecto!", exclama. Y dirige una acusación explícita hacia la comunidad internacional: "¡Todas las excusas son buenas para dejar las sanciones y el embargo contra Siria!".
No desde Washington, sino desde la Ciudad del Vaticano llegan signos concretos para un futuro mejor para el pueblo sirio. La carta enviada por el
Papa Francisco al presidente Assad "es otro motivo de esperanza para todos nosotros, cristianos y no cristianos", comenta mons. Abou Khazen. Además define como "un gesto especial"
la creación del cardenal, por parte del Papa, del nuncio apostólico en Siria, Mario Zenari.
De aquí es necesario partir de nuevo para el futuro de Siria. "Esta Navidad –explica el vicario apostólico– tendrá otro olor a la luz de la liberación de la ciudad,
algunas calles serán adornadas por la fiesta aunque no hay electricidad. Pero como hemos hecho a lo largo de estos años de guerra, tratamos de
sembrar la verdadera alegría y esperanza cristiana en el ánimo de los fieles".
La cara negativa, y siempre según la ONU, es que fuerzas progubernamentales sirias han ejecutado a 82 civiles, incluyendo mujeres y niños,
en cuatro distritos de Alepo, donde tiene lugar una feroz batalla para expulsar a los grupos rebeldes cuya presencia se reduciría a una superficie menor a un kilómetro cuadrado, recogen
agencias.
Entre las víctimas de esta nueva matanza hay 11 mujeres y 13 niños, precisó el portavoz de la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Rupert Colville, quien agregó que se ha informado de cadáveres que yacen en las calles y no pueden ser recogidos a causa de los permanentes bombardeos.
José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com