China tiene una curiosa manera de luchar contra los monopolios privados, dado que lo hace convirtiéndolos en monopolios públicos, como si esto fuera muchísimo mejor… Ya saben que no cabe otra cosa en un país donde impera el comunismo -bueno más bien, lo que dicta el Partido Comunista Chino-, sin reparos en coger elementos del capitalismo que encajen en su estrategia, y que al mismo tiempo va camino de convertirse en la primera potencia económica del mundo desbancando a EEUU (con la llegada del prochino Joe Biden a la Casa Blanca lo tendrá más fácil, porque no le pondrá trabas como sí ha hecho Donald Trump).
Un monopolio no es bueno en ningún caso porque atenta contra la pequeña propiedad privada. En el comunismo el mayor propietario es el Estado y el capitalismo defiende la gran empresa y los grandes mercados sin hacer ascos al Estado. Sin embargo, el liberalismo económico protege, sobre todo, la propiedad privada pequeña, que hace libre al hombre, y considera al Estado un enemigo no por ser público sino por ser grande. Teniendo en cuenta todo esto, algunos expertos califican al sistema que dirige Xi Jinping como un “capitalismo de Estado”, una dictadura -e incluso, tiranía- en todos los ámbitos.
La última muestra de esto se ve en que el gigante asiático ha acusado a Alibaba de monopolio y podría nacionalizarla, según recoge en su portada El Economista, aunque el gigante chino del comercio electrónico asegura que mantendrá su actividad. Hace unas semanas, las autoridades chinas iniciaron una investigación contra Alibaba, acusándola de prácticas monopolísticas, tan sólo unos días después de multarla, algo que también hizo con Tencent, por esquivar procedimientos antimonopolio.
China ha iniciado una investigación contra Alibaba, acusándola de prácticas monopolísticas, tras multarla y cancelar la salida a bolsa de Ant Group... semanas después de las críticas de Jack Ma
Sin embargo, a todo esto se une el hecho de que el pasado noviembre, el Gobierno chino prohibió la salida a bolsa de Ant Group, filial de servicios financieros digitales de Alibaba, que iba a ser la mayor de la historia, tan sólo unos días antes de que se produjera. Este movimiento no es baladí, pues llegó semanas después de que el fundador de Alibaba, el multimillonario Jack Ma, criticara las normas de regulación del mercado chino diciendo que “usa la regulación de ayer para gestionar el futuro” y pidiera “menos burocracia”. Y ojo, porque desde octubre Ma no ha vuelto a aparecer en público… lo que ha hecho saltar algunas alarmas en un país donde criticar al Partido Comunista Chino no está permitido. Además, la capitalización bursátil de Alibaba ha perdido unos 280.000 millones de euros desde el pasado octubre y con ello, también ha caído el patrimonio de Ma (pasando de 51.000 millones de euros a 40.000, según Bloomberg).
Conviene recordar que China quiere controlar todo dentro de sus fronteras y al mismo tiempo, intenta tomar fuertes posiciones en sectores estratégicos de otros países, donde criticaba las medidas proteccionistas. Eso sí, ahora estas barreras políticas y comerciales han caído bastante tras el acuerdo comercial firmado entre la Unión Europea y la tiranía china y tampoco habrá problemas con el prochino Joe Biden cuando llegue a la Casa Blanca. En todo este contexto, China no ha tenido reparos en iniciar su conquista energética de España: de hecho, la eléctrica estatal China Three Gorges (CTG) es el principal accionista de la energética lusa EDP y ha abierto filial en nuestro país recientemente, meses después de comprar 500 MW a X-Elio.