La revista Fortune ha publicado este jueves su ranking de las mujeres más poderosas del mundo, ranking que Ana Botín vuelve a liderar después de la segunda plaza de 2018. Junto a la presidenta del Santander están Emma Walmsley (CEO de GlaxoSmithKine) y Dong Mingzhu (presidenta de Gree Electric Appliances).
Botín vuelve al primer puesto, según Fortune, gracias al buen desempeño del banco durante 2018, sobre todo en Brasil y México. No solo eso, el Santander se ha convertido en el termómetro de la banca doméstica mundial, y eso está muy bien. Ahora bien, los reguladores le exigen más capital a un banco que acaba de anunciar un deterioro de 1.500 millones de euros de su filial británica por la incertidumbre del Brexit.
Es la tenaza que afecta, no solo al Santander sino a toda la banca española: el regulador le exige más recursos propios al tiempo que le rebaja los tipos de interés. Así no hay manera de hacer banca doméstica
Recuerden que, desde que Botín asumió la Presidencia hace cinco años, el Santander ha pedido 17.000 millones de euros al mercado (pequeños accionistas y fondos). Precisamente, esa era la carta de presentación del ‘enviado’ de los fondos, Andrea Orcel: experto en captar dinero del mercado. Eso sí, de banca doméstica, nada o casi nada. Menos mal que no pasó la última entrevista.
Lo cierto es que el Santander tiene que dividendar más ahora que hace un lustro, y hacerlo mientras el regulador le exige más recursos propios y, lo que es peor, mientras mantiene los tipos de interés por los suelos, lo que obliga al banco a tener mucha masa crítica de clientes para ser rentable. Para ello, necesita crecer y para crecer necesita dinero para invertir.
Es la tenaza que afecta, no solo al Santander sino a toda la banca española: el regulador le exige más recursos propios al tiempo que le rebaja los tipos de interés. Así no hay manera de hacer banca doméstica.