La crisis financiera diezmó el sector bancario español, pero centrándonos en los dos grandes, Santander y BBVA, el desenlace es muy distinto. El de Ana Botín entró en ella -hablamos de 2007- con una capitalización de 125.100 millones, que se redujo en diez años (la referencia es 2017) a 88.220. Ese balance en la entidad que preside Francisco González se traduce en un salto de 82.000 a 45.560 millones.
Los mismos bancos durante los mismos años, pero con un resultado demoledor para ambos aunque no igual de demoledor: el Santander reduce su valor en bolsa un 34,22% y el BBVA, un 44,5%.
El detonante de aquella crisis, si recuerdan, fue el colapso del mercado hipotecario (las subprime) con una primera víctima, el banco de inversión Bear Stearns, en agosto de 2007, a la que se sumaron después los problemas de la aseguradora AIG, la mayor del mundo en ese momento, y la sonada quiebra, un año después (septiembre de 2018) de Lehman Brothers.
Llueve sobre mojado: cuando FG llegó a la presidencia de BBVA, el banco vasco capitalizaba más que el Santander
En aquellas fechas, Santander y BBVA ya eran bancos globales, con un merecido puesto en el ranking de los más grandes, el cuarto y el octavo, respectivamente, codeándose con el británico HSBC, los americanos (Bank of America, JP Morgan Chase, Citigroup y Wells Fargo) o el francés BNP Paribas.
Todos esos bancos fueron destronados años más tarde (entre 2012 y 2016) por bancos chinos, como ICBC, China Construction Bank o Bank of China, aunque en 2017, JP Morgan y Wells Fargo recuperaron el pódium de los dos primeros.
En la lista, también el año pasado, seguían los dos españoles, pero en posiciones más alejadas. El Santander, en concreto, en la posición 13, entre la corporación canadiense Toronto-Dominion Bank y el australiano Westpac Banking. BBVA, mientras, que dejó de ser considerado banco sistémico en 2015, estaba en la posición 34, entre el banco privado japonés Sumitomo Mitsui y el Shanghai Bank, con sede en Hong Kong.
En diez años, el valor del Santander ha pasado de 125.100 a 88.220 millones y el de BBVA, 82.000 a 45.560
En realidad, el desfase entre los dos bancos viene de más atrás. O sea, llueve sobre mojado. Cuando FG asumió la presidencia de BBVA, en el 2000, tras la fusión un año antes de BBV y Argentaria, el valor en bolsa del banco vasco sólo lo superaba Telefónica, y estaba por encima del entonces BSCH. La aspiración del entonces presidente, Emilio Botín, era superar al BBVA por capitalización bursátil, como el tiempo demostró: FG cogió un banco líder pero fue batido por el Santander.
Durante la última Junta de Accionistas, el exdirectivo Paulino García sacó los colores a FG, al echarle en cara que el banco vale lo mismo hoy que hace 20 años.
Ahora, Santander y BBVA corren caminos distintos, tras diez años en los que se han desplegado por el mundo con desigual fortuna, fiascos y aciertos, y estrategia, ampliaciones de capital y absorciones. FG prioriza la digitalización desde hace años, un guiño tal vez a sus inicios como programador informático, antes de fundar la sociedad FG Inversiones Bursátiles, adquirida posteriormente por Merrill Lynch, y ocupar la presidencia de Argentaria, desde 1996 hasta la fusión con BBVA y después.
Los dos están bien colocados en Europa, aunque también en distintas posiciones, con la capitalización actual, y el mantra que guía al BCE, con bancos grandes, que no quiere decir rentables. En el ranking europeo,el Santander es el primer banco y BBVA el quinto y entre medio están el francés BNP Paribas, el holandés ING y el italiano Intesa Sanpaolo.
La pérdida de valor, es justo decirlo, ha afectado a todos los grandes españoles, en los que ya no está el Popular, pero sí Caixabank, Bankia, Sabadell o Bakinter, aunque no todos cotizan desde siempre (el siglo pasado). Sabadell se incorporó en 2001, Caixa en 2017 y Bankia en 2011. Ha cambiado y mucho el paisaje en el rescate, la desaparición de las cajas de ahorros o las fusiones.