• El liderazgo en banca doméstica aún le exigirá más reducción de capacidad instalada.
  • A pesar de las reducciones, lo cierto es que el margen de interés baja un 6,9% hasta septiembre.
  • Las ganancias vienen de fondos y seguros.
  • También de las cuotas de mercado. Por ejemplo, uno de cada cuatro clientes de banca es cliente de Caixa.

Nueves primeros meses de 2016 en Caixabank. Ayer, paseando por Barcelona me llamó la curiosidad una de las nuevas oficinas Caixabank, oficinas que están marcando al cliente el nuevo estilo de banca al que nos tendremos que ir acostumbrando, sin la tradicional caja, con espacios diáfanos, mesas redondas colocadas aleatoriamente, y empleados tablet en mano, quienes, como si fuese una tienda de un gran almacén, se dirigen a sus clientes para asesorarles y ofrecerles los productos de la entidad, que eso al final es lo que importa. El resto se puede gestionar en media docena de llamativos cajeros automáticos, amarillo corporativo de última generación. Este parece ser el nuevo modelo de banca al que nos tendremos que acostumbrar, ya que el que conocemos hasta hoy está dando claras muestras de agotamiento, los bajos tipos de interés parecen haber dinamitado la línea de los márgenes de interés, y así en este cierre a mes de septiembre el margen de intereses ha seguido bajando respecto a 2015, un 6,9%, 228 millones de euros menos, si bien el margen de explotación ha registrado un crecimiento del 2,7% con lo que ha llegado en este septiembre a los 2.821 millones, con bajadas en comisiones netas de 54 millones a pesar de haber registrado un importante incremento de las comisiones cobradas. ¿De dónde ha salido el incremento en el margen de explotación? Uno, del negocio de seguros y activos bajo gestión, que están convirtiendo a la entidad en una de las principales colocadoras de productos de seguros con cifras como 6.500 millones de euros en primas de vida con un crecimiento del 40%, 2.460 millones de euros en no vida 18% y planes de pensiones 1.500 millones de euros en aportaciones que son un 32% más que en 2015. Caixabank ha alcanzado una cuota de mercado en vida del 28,5% y la aseguradora que le sigue está en un 14,6%. Una buena forma de aprovechar las sinergias que puede generar el nuevo modelo de oficinas. Importante también ha sido para el margen la bajada 422 millones de los gastos extraordinarios, que en el pasado ejercicio se justificaron por la reestructuración de plantilla mediante prejubilaciones y amortizaciones de puestos recurrentes con las entidades absorbidas. Pese a que el resultado neto de 970 millones de euros ha sido un 2% inferior al de 2015, preferiría que nos fijásemos en el resultado antes de impuestos, ya que la comparativa del neto está condicionada por el impacto fiscal positivo de 427 millones de euros de la integración de Barclays. El resultado ha sido de 1.314 millones de euros un 45,2% más que en 2015. Alguna culpa ha tenido también en estos resultados los 335 millones de euros menos registrados en dotaciones y otras provisiones, ya que en los últimos tres años se han registrado 12.909 millones menos de clientes dudosos que han situado el ratio de morosidad en el 7,1% y las dotaciones por insolvencias reducidas en 679 millones. Caixabank haría bien en empezar a abandonar la muleta con la que inicia sus comunicados de resultados "líder en banca minorista del mercado español", esto empieza a garantizar muy poco la rentabilidad de las entidades de crédito ya que con la consabida tormenta de los tipos de interés la estructura de las cuentas de resultados cambió, y por eso, a mi entender de una forma bastante acertada la entidad está modernizando sus estructuras (ya lleva gastados cerca de 2.000 millones de euros en reducción de plantillas), reducción de gastos para poder ahorrar en el próximo ejercicio cerca de 100 millones y la remodelación física y conceptual de las oficinas con el nuevo modelo integral que comentaba al principio. Esto va a suponer la reducción de 600 sucursales, 300 en este ejercicio y los cambios de mentalidad corporativa que materialmente parece que no cueste nada, pero dada la entidad que es y sobre todo en Cataluña tiene una imagen que tendrá un coste "sentimental" doloroso de asumir. Las próximas metas de Caixabank deberá ser la "digestión" de BPI, en teoría no ha de ser difícil, ya ha pasado por estos tragos, esperar la resolución del contencioso de las cláusulas suelo y posicionarse en la segunda ronda de absorciones con Novo Banco como primera presa sonando en todo el mercado. Suerte que en la compra de BPI han recibido un buen refuerzo económico y sobre todo de confianza en su futuro con la entrada como accionistas de Mutua Madrileña y Carlos Slim. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com