En más de un 95% el mercado global de divisas, donde se venden y se compran monedas, no es más que mera especulación. Mero intercambio entra las distintas monedas que penden de las soberanías nacionales o internacionales (euro). El resto es aquello para lo que sirve el mercado de divisas: proporcionar monedas a los turistas y proporcionar divisas a exportadores e importadores.
Pues bien, el bitcoin se ha aproxima a unas pérdidas del 50% desde el momento en que las autoridades monetarias han reaccionado. Primero fue la Reserva Federal norteamericana y el Banco Internacional de Pagos de Basilea (BIS). Luego ha ido el Gobierno chino, quien ha decidido castigar a las criptomonedas de una manera más directa: prohibir su poder liberatorio.
La técnica consiste en reducir las divisas virtuales a la pura especulación, quitándole la capacidad liberadora de deudas. Esto es, en el comercio
El problema de las monedas virtuales es que son privadas, no tienen una referencia pública, alguien que se haga cargo de la situación en el caso de que vengan mal dadas. Pero existe otra pega aún más peligrosa y es la que China ha puesto en marcha: negarle al bitcoin el poder liberatorio de deudas. Es decir, negarle la capacidad de ser moneda en cualquier actividad comercial.
El bitcoin empezó su carrera alcista cuando firmas como la automovilística Testa, admitieron el bitcoin. Si se le asfixia esa posibilidad, cae en picado, que es lo que está ocurriendo… y si se generaliza esa posibilidad las monedas virtuales se quedarán como instrumento de casino. Eso es precisamente lo que le está ocurriendo al bitcoin.
¿Podría ser el final de las criptomonedas? Podría.