• Competencia impone un castigo ejemplar a la multinacional, muy por encima de lo previsto, por aprovecharse de la fiscalidad ventajosa de Irlanda.
  • Es la trampa que utilizan las grandes tecnológicas para pagar menos impuestos en un domicilio fiscal, aunque el beneficio proceda del negocio en otros países.
  • La multa a Apple no resuelve el problema de fondo: la multinacional seguirá tributando en países donde se pagan menos impuestos o en paraísos fiscales.
  • Bruselas pone también bajo sospecha a YouTube para que pague los derechos de autor por los contenidos que ofrece.
  • Lo que conduce a otro gran desafío: un mundo virtual necesita impuestos virtuales.
Al final, el gigante Apple sí ha recibido un buen palo de Europa. La Comisión Europea (CE) ha optado por sacar toda su artillería contra la tecnológica y le ha impuesto una sanción de 13.000 millones de euros por recibir ventajas fiscales ilegales en su sede de Irlanda. Las fuentes más optimistas esperaban una multa de 8.000 millones como mucho. El organismo de la competencia considera probado que lo que hacía Apple es, básicamente, pagar menos impuestos que otras compañías domiciliadas en Irlanda gracias a las ayudas públicas que recibía. Por eso ahora se le exige que devuelva el dinero que se ahorró, esos 13.000 millones, a las arcas públicas irlandesas. Pero esta sanción no resuelve el problema, porque Apple -y el resto de grandes empresas- podrá seguir tributando en otros paraísos fiscales. Al contrario, la acción disciplinaria de la CE pone de relieve la auténtica cuestión de fondo: las multinacionales no circunscriben su negocio a un sólo país, pero el pago de impuesto si está inscrito a la soberanía de cada nación. En otras palabras, un mundo global precisa impuestos transfronterizos. En cualquier caso, la CE ha penalizado a la multinacional por su ejercicio fiscal de 2003 a 2014, pero calcula que sus prácticas corruptas empezaron en 1991. El problema es que el organismo sólo puede remitirse a las cuentas de hace diez años a partir de su primera solicitud de información, que en este caso fue en 2013. Tanto el Gobierno de Irlanda como la compañía recurrirán. Pero Apple no es la única tecnológica bajo sospecha. Margrethe Vestager, comisaria de Competencia de la UE, quiere obligar a las plataformas de contenido online, como YouTube, a que paguen derechos a los artistas. La petición de Vestager nos conduce a formular el otro gran desafío, en línea con el que planteábamos antes: un mundo virtual necesita impuestos virtuales. Daniel Esparza