Apple tiene un problema: su excesiva dependencia del iPhone, que no ha podido equilibrar con otros segmentos de negocio. Por eso tiembla, como ha ocurrido esta vez, cuando bajan sus previsiones de ventas. La tecnológica americana ha emitido una carta a sus inversores, firmada por el CEO, Tim Cook (en la imagen), en el que confirma lo que ya barruntaba el mercado, pero con cifras concretas: rebaja un 8% su pronóstico de ventas (de 93.000/89.000 a 84.000 millones de dólares), pero por un solo motivo: las bajas ventas de los nuevos modelos de su producto estrella, el iPhone.
A esa razón se une una explicación, la menor demanda en países emergentes, especialmente en China, protagonista además, de una guerra comercial con EEUU. El gigante asiático comenzó a renquear a mitad de 2018 y actualmente crecer al menor ritmo, en PIB, de los últimos 25 años. Y a eso se une, cómo no, el protagonismo creciente de las marcas chinas, como Huawei.
Apple vende menos y el usuario prefiere cambiar de batería al iPhone que comprar uno nuevo
El efecto en bolsa, fuera de la hora de cierre, fue una caída del 8%, que se prolongará este jueves. Ha sido la misma razón por la que perdió su trono en bolsa a finales de 2018, después de reinar en esa cumbre durante ocho años. Ocupa ese puesto Microsoft, con una capitalización superior en 40.000 millones.
Y es que un recorte en los ingresos de entre 5.000 y 9.000 millones no es normal. En el caso concreto de Apple, hay que remontarse hasta 2002, cuando Steve Jobs redujo esa previsión un 10%. RBC, por ejemplo, ya ha recortado el precio objetivo de Apple de 220 a 185 dólares tras el profit warning.
Admite que vende menos y no compensa ese revés con un incremento de los precios
Lo rebaja hasta los 185 dólares desde los 220 dólares previos. Los expertos de RBC han recortado su precio objetivo de Apple hasta los 185 dólares desde los 220 dólares previos después de que la tecnológica anunciara este miércoles un profit warning debido principalmente a la debilidad económica en China
Pero el problema en Apple no ha cambiado: depende demasiado del iPhone (en un 60%) y no tanto, como esperaba de su división de sistemas de software y servicios digitales. Ahora admite que vende menos y no compensa ese revés con un incremento de los precios. No sólo eso: la propia compañía reconoce también que los usuarios prefieren cambiar de batería, aprovechando los descuentos (de 89 a 29 euros), que comprar un nuevo modelo. Dicho sea también, esos descuentos fueron la respuesta de Apple a las sospechas de una obsolescencia programada.