Hispanoamérica es en estas semanas mucho más que un hervidero, mucho más que protestas masivas en la calle. Fuego, violencia, caos y muertos también dan forma a un panorama que pone en evidencia la sensación generalizada de que hay razones de fondo que vienen gestándose sin que los gobiernos hayan sido conscientes: la corrupción, la enorme desigualdad, y sobre todo la percepción de que las instituciones democráticas, no lo son en absoluto.
Más allá de si son movimientos de izquierdas o de derechas, se habla también del Foro de San Pablo como promotor, estamos ante un buen caldo de cultivo para que prolifere la movilización ciudadana con abundantes signos de furia callejera que, dicen, se mimetiza con lo ocurrido en París, Hong Kong, Barcelona, o Gran Bretaña con el Brexit
Recordemos que el Foro de Sao Paolo, al que Nicolás Maduro hizo mención en un polémico vídeo hace unos días, es una agrupación de partidos y grupos radicales de la zona, desde reformistas hasta colectivos políticos de izquierda revolucionaria, fundado en 1990 por el Partido de los Trabajadores de Brasil (Lula Da Silva) y el Partido Comunista de Cuba (Fidel Castro). Las recientes palabras del presidente venezolano han hecho saltar las alarmas: "Estamos cumpliendo el plan. Va perfecto el plan. El plan va en pleno desarrollo, victorioso".
Colombia celebra este domingo elecciones municipales y regionales marcadas por la ola de violencia que recorre el país desde la firma en 2016 del acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC
Lo cierto es que el desafío al Estado se concreta en varios frentes abiertos y en diferentes países. En Chile, al que se considera el país más estable de Hispanoamérica, y tras la subida establecida por ley de los precios en los billetes de metro, se ha generado una ola de violencia a la que algunos califican como un “ensayo general de insurrección” que exige Piñera que se marche. Más de un millón de personas salían el viernes a las calles “de forma pacífica y espontánea”, según los medios de comunicación chilenos, después de una semana de protestas violentas contra el Gobierno de Sebastián Piñera al que su estrategia de sacar la policial a la calle no hizo más que caldear aún más los ánimos. Y, aunque el presidente anunció la suspensión del incremento del precio del metro, las movilizaciones y los alternados se han seguido produciendo. La escalada llegó a tal punto que Piñera decretó el estado de emergencia que se saldó con un balance de al menos 19 personas muertas y cientos de detenidos.
En Argentina, ahogada en corrupción y crisis económica, la gente se ha levantado contra las políticas económicas puestas en marcha por el presidente Mauricio Macri cuyo Gobierno no ha podido frenar la inflación, un mal endémico del país. Los precios se han disparado, la moneda se ha devaluado, y como consecuencia, los argentinos tienen cada vez menos poder adquisitivo. Aunque las protestas no han sido tan violentas como en el resto del continente, el malestar social es evidente y servirá de telón de fondo a las elecciones de mañana en la que se da por supuesto que los argentinos elegirán al candidato opositor, Alberto Fernández quien representa el regreso del kirchnerismo, del socialismo bolivariano de la mano de Cristina Kirchner y arropados por La Cámpora peronista que lidera su hijo Maximo Kirchner. Se trata de una agrupación política fundada en el año 2006 que apoyó desde sus inicios las gestiones de gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Fernández . Su nombre es un homenaje al ex presidente argentino Héctor J. Cámpora que aceptó presentarse, tal y como había organizado Juan Domingo Perón antes de salir del país, como candidato en las elecciones generales de marzo de 1973 en cuya campaña el lema principal fue “Cámpora al gobierno, Perón al poder”
Leónidas Iza, lider del Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi en Ecuador, ve posible disputarle la presidencia a Lenin Moreno en el futuro y emular así a Evo Morales.
En México, López Obrador, que había jurado a los ciudadanos independencia y dignidad nacional y al que se le critica el haber cedido a las presiones de Estados Unidos por la migración masiva, se ha plegado a la extorsión del narcotráfico y ha liberado al hijo de “El Chapo”, Chapito, bajo la amenaza de un baño de sangre. “Estaban en riesgo muchos ciudadanos, muchas personas, muchos seres humanos. Se decidió proteger la vida de las personas y yo estuve de acuerdo con eso”, ha argumentado el presidente este viernes durante su conferencia de la mañana trasmitida a todo el país. Dicen que una posible teoría es que la DEA, la Administración de Control de Drogas norteamericana, encontró a Guzmán López y que sus homólogos mexicanos no estaban muy convencidos de detenerlo. López Obrador declaró hace meses que había decidido no aplicar la “estrategia contra los capos” respaldada por Estados Unidos y que tantas críticas generó en México. Sin embargo, como resultado de esa estrategia, desde que López Obrador asumió la presidencia en diciembre pasado la violencia ha aumentado hasta alcanzar las cifras más altas registradas en la historia del país.
En Bolivia se encienden las protestas callejeras por el pucherazo electoral que perpetua a Evo Morales en el poder, lo que provocó la renuncia del vicepresidente del Consejo Electoral y la solicitud de segunda vuelta por parte de la OEA y también de la Unión Europea. En el país se desataba la ira colectiva tras la interrupción, el domingo pasado por parte de las autoridades, del recuento de votos sin explicación alguna, recuento que se reanudó el lunes siguiente para saldarse con la sorprendente e inexplicablemente cuarta victoria de Morales frente su rival, en esta ocasión, Carlos Mesa. A ello se suma el agravante de que en referéndum los bolivianos votaron en contra de la reelección presidencial ilimitada.
Lenín Moreno, jefe del Gobierno en Ecuador, se vio obligado a retractarse de eliminar los subsidios en los precios del combustible, una medida exigida por el Fondo Monetario Internacional que se traducía en un aumento en el precio de la gasolina del 123%. Debido al estallido social que durante 12 días tuvo al Ejecutivo sumido en la incertidumbre y gobernando desde Guayaquil, Ecuador pagó un precio muy alto: al menos 5 muertos y más de mil heridos. Pero en Ecuador no está todo resuelto porque todavía están abiertas las negociaciones entre el gabinete de Lenín Moreno y los dirigentes indígenas agrupados en el Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi. Su líder, Leónidas Iza, después de torcerle el brazo a Moreno y a su paquete de medidas de ajuste, “ve posible” que el movimiento indígena le dispute la presidencia en el futuro y emular así a Evo Morales.
En Argentina, ahogada en corrupción y crisis económica, la gente se ha levantado contra las políticas económicas del presidente Mauricio Macri cuyo Gobierno no ha podido frenar la inflación, un mal endémico del país
Entre tanto, Brasil está inmerso en la Operación Lava Jato considera la mayor investigación contra la corrupción en la historia y en la resaca que provocaron las acusaciones a Jair Bolsonaro de ser responsable del desastre amazónico que provocó las manifestaciones del pasado mes de agosto en las que se gritaba: "Quemen a Bolsonaro y no la Amazonía". Bolsonaro tiene en frente a una buena parte de las sociedad brasileña que mitifica a Lula, recordemos, condenado a doce años de cárcel precisamente por corrupción. Bolsonaro activó además en junio una reforma de las pensiones que provocó la salida masiva de los ciudadanos a las calles.
Pendientes también de Colombia que celebra este domingo elecciones municipales y regionales marcadas por la ola de violencia que recorre el país desde la firma en 2016 del acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC, y de Uruguay que también tiene una cita con las urnas mañana. Se trata de las elecciones más reñidas desde la restauración de la democracia en el país