La crisis turca por la devaluación de la lira ha estallado en un mal momento para Argentina, debido a su situación económica, que se tradujo este lunes con una depreciación de su divisa, el peso, del 3% frente al dólar. Para frenar la presión inflacionista de provoca, el Banco Central ha decidido aumentar los tipos del interés del 40% a 45%.
En el país, mientras, ya se han encendido las alarmas por el paralelismo con la crisis de 2001, que afectó tanto a Argentina como a Turquía. El efecto fue una caída del PIB 4,5% en el caso argentino y del 6% en el de Turquía. Periódicos como La Nación se hacen eco de ese hecho en términos de trauma. Y en Turquía, mientras, el presidente Tayyip Erdogan insiste en su dialéctrica patriótica para defender la lira, que se ha depreciado un 40%. Este martes, ha señalado que responderá a EEUU poe al ataque económico con las sanciones con un boicot a los productos electrónicos americanos. Hay "terroristas económicos en los medios sociales", dijo ayer, y habrá una respuesta contra ellos: "son una red de traición y no vamos a ignorarlo".
En Argentina, además del aumento de los tipos, la autoridad monetaria ha iniciado un programa para abandonar las Letras del el Banco Central (Lebac) como fórmula de financiación. El objetivo es el mismo: estabilizar el mercado cambiario y recuperar la confianza.
Macri se comprometió con el FMI a que la inflación no supere el 30% y ahora está en el 32%
Lo que preocupa al Banco Central es la inflación. Ahora, está en el 32%, cuando uno de los compromisos del Gobierno con el Fondo Monetario (FMI), a cambio del préstamo de 50.000 millones de dólares (en euros, 43.895 millones), fue que la inflación anual no supere el 30%.
Se da la circunstancia de que una delegación del Fondo visita estos días Argentina para supervisar precisamente esos compromisos. La primera revisión técnica tuvo lugar en junio, tras el desembolso de 15.000 millones de dólares, y ahora Argentina debe pasar el examen para recibir otros 3.000 millones, en septiembre.
El presidente Mauricio Macri (en la imagen con el presidente del Banco Central, Luis Caputo) reconoció la semana pasada que Argentina “está viviendo un tormentón”, aunque reafirmó su política de ajuste fiscal, impopular por los despidos, la caída de consumo y aumento de las tarifas que implica.