Ariane de Rothschild, la presidenta del comité ejecutivo del Grupo Edmond de Rothschild, ha señalado que no entiende el independentismo catalán y le da pena el Brexit porque es una europeísta convencida, en una entrevista en Expansión. Y es que cree que “es contradictorio defenderse en un mundo global haciéndose más pequeños”.
Palabras que no son baladí y más viniendo de una de las familias más influyentes en la masonería mundial. Además, el Grupo Edmond de Rothschild es un importante grupo de banca privada internacional con presencia en España. De hecho, es el segundo país del mundo, tras Francia, donde desarrolla todas sus actividades: banca, viñedos y filantropía.
Sí, la manida filantropía… Un término que define la tendencia a procurar el bien de las personas de manera desinteresada, incluso a costa del interés propio y que, según la RAE, es “amor al género humano”. Significados que se pueden poner en duda si se habla del especulador George Soros como filántropo, por ejemplo, o de los Rothschild, que la ven como una actividad económica más.
España es el único país del mundo, junto a Francia, donde desarrolla todas sus actividades: banca, viñedos y filantropía
Los orígenes de estos se remontan al siglo XVI, a una familia de alemanes con ascendencia judía, aunque fue en 1760 cuando Mayer Amschel Rothschild inicia un imperio bancario a lo largo de Europa con sus cinco hijos: Nathan Mayer se instaló en Londres; James, en París; Salomon, en Viena; Karl, en Nápoles y Amschel, en Fráncfort. Algunos historiadores dicen que son parte de las 13 familias de sangre de los Illuminati, junto con los Rockefeller y la Duponts.
Benjamin de Rothschild, marido de Ariane y presidente del consejo de administración de Edmond de Rothschild Holding, matriz del Grupo Edmond de Rothschild, representa a la sexta generación de la familia y procede de la rama francesa. Esta fue la que introdujo las constituciones masónicas en Francia.
Una familia de financieros, masones, jacobinos y centralistas. Esto último se ve en las palabras de Ariane de Rothschild, que se define como “europeísta convencida”… además de como “un producto puro del mundo global”. Claro que detrás de todo esto, lo más importante es el negocio: quieren crecer en España, concretamente, duplicar su presencia.