Ha muerto Xabier Arzalluz, que presidiera el Partido Nacionalista Vasco (PNV) durante 22 años. Excura, Arzalluz ha quedado marcado por su referencia a los asesinos etarras en esos términos: unos menean el nogal (asesinan) y otros recogemos las nueces (triunfamos en política gracias a esos crímenes).
Lo que busca ahora Andoni Ortuzar, sucesor de Xabier Azalluz, es un Procés-II
En esto se resumen el último medio siglo de historia de Euskadi: a los padres del PNV les salieron hijos de Herri Batasuna, que hicieron el trabajo sucio para que sus progenitores obtuvieran réditos políticos, pues, y esta es la ‘cuestión Arzallus’, esas dos generaciones, la de los padres y la de los hijos, jamás se arrepintieron, ni de la matanza de inocentes –los unos– ni de connivencia con la matanza –los otros–.
Mientras, Iñigo Urkullu demostraba en el juicio del Supremo lo que Ortega llamó “la soberbia vasca”
Quien presidiera el PNV durante 22 años resultó muy útil para los etarras… e impregnó al PNV de ETA. A partir de ahí, al igual que ahora sus herederos, Iñigo Urkullu y Andoni Ortuzaz, se dedican a chantajear a España, en las cabezas de Aznar, Zaptero, Rajoy o Sánchez.
A Rajoy le tumbaron los votos del PNV tras haberles concedido la fortificación de su privilegiado estatus autonómico y lo que busca ahora Andoni Ortuzar, sucesor de Xabier Azalluz, es un Procés-II. Los separatistas catalanes, sin poner bombas, les muestran el camino a seguir contra su odiada España.
El PNV fue quién tumbó a Rajoy y ahora chantajea a Sánchez
Mientras, Iñigo Urkullu, en el actual juicio del procés catalán, demostraba lo que Ortega llamó “la soberbia vasca”. Su “relato” –rindamos pleitesía la tópico–, es decir, su versión, consistió en que él, hombre de paz, intentó mediar entre España y Cataluña pero que Mariano Rajoy se negó porque no es hombre de diálogo. Si lo piensan un momento es genial. El muy serio lehendakari habla de una región que media entre el conjunto de España, de la que forma parte, y otra región, asimismo española. Con el apéndice de que ambos, los dos separatismos burgueses, tanto el catalán como el vasco, sólo anhelan destruir a España. Curioso.
Es lo que Ortega y Gasset calificó como la “soberbia vasca”, soberbia que no tiene otra razón, decía el filósofo español, que “la de haber nacido”.