Gran alegría para el Cristianismo en general y para los cristianos perseguidos en particular porque uno de sus iconos, la pakistaní Asia Bibi -que ha sufrido un calvario en su país natal por el hecho de tener fe en Jesús- ha logrado salir de Pakistán hacia Canadá y ya está en libertad en aquel país norteamericano.
Ella y su esposo partieron hacia Canadá a última hora del martes para llegar este miércoles, donde se han unido a sus hijas, a quienes el gobierno de Ottawa ya les había concedido asilo.
El Ministerio de Exteriores canadiense ha confirmado la llegada de esta cristiana, que se reunirá allí con el resto de su familia. Eso sí: para garantizar su seguridad, pues está amenazada de muerte por los islamistas radicales, no se ha ofrecido ni se ofrecerá el paradero concreto de esta familia, recoge Religión en Libertad. Y es que Pakistán no se caracteriza por ser territorio seguro, precisamente. Para muestra, el atentado en el que, al menos, han muerto 8 personas y 25 han resultado heridas en un ataque suicida contra una patrulla policial junto a un frecuentado templo sufí de la ciudad, tal como recoge RTVE.
Tras la apelación de un partido islamista se impidió a esta cristiana abandonar el país hasta que se revisara nuevamente el caso, con el peligro que esto conllevaba para ella
Además, según ha podido saber Paloma García Ovejero, corresponsal de COPE en Londres, la salud de esta mujer cristiana de 53 años es más que delicada, y lo primero que necesitará será un tratamiento médico adecuado, al que no ha tenido acceso hasta ahora. Por el momento, Asia Bibi no hará declaraciones ni comparecerá en público.
Asia Bibi fue condenada a muerte por falsa blasfemia y su caso dio la vuelta al mundo tras pasar casi 9 años esperando el día en el que fuera llevada a la horca.
La Corte Suprema de Pakistán la absolvió el pasado mes de octubre de la condena a la horca al demostrarse la falsedad de las acusaciones contra ella. Sin embargo, tras la apelación de un partido islamista se impidió a esta cristiana abandonar el país hasta que se revisara nuevamente el caso, con el peligro que esto conllevaba para ella.
Los islamistas radicales exigieron la muerte de Bibi, así como la de los tres jueces de la Corte Suprema que la absolvieron. Según una encuesta realizada en noviembre, al menos diez millones de pakistaníes dijeron que estarían dispuestos a matar a Bibi con sus propias manos, ya sea por convicción religiosa, por el dinero, o por ambos. Un mulá pakistaní ofreció una recompensa de aproximadamente 10.000 dólares a cualquiera que la matara, ya sea dentro o fuera de la prisión.
La dura ley antiblasfemia paquistaní fue establecida en la época colonial británica para evitar choques religiosos, pero en la década de 1980 varias reformas auspiciadas por el dictador Zia-ul-Haq favorecieron el abuso de esta norma. Desde entonces, se han producido un millar de acusaciones por blasfemia, un delito que en Pakistán puede llevar aparejada la pena capital, aunque nunca se ha ajusticiado a ningún convicto, explica también COPE.