- Otra razón para poner en cuestión al reelegido ministro de Economía.
- PwC se ha aprovechado de la nueva Ley de Auditoría, que entró en vigor en junio.
- Deloitte pierde la hegemonía en el Ibex, tocada desde su actuación en Bankia y, después, Abengoa.
- Santander o Telefónica, las dos joyas de la corona, se caen de la cuenta Deloitte y pasan a Price.
- La segunda beneficiada es KPMG, en detrimento de EY, hasta ahora segunda.
El reelegido ministro de Economía,
Luis de Guindos, sacó adelante la nueva
ley de auditoría como un contrafuerte tras las infracciones de
Deloitte en el colapso de
Bankia (el proceso de fusión y posterior salida a bolsa). Y a la postre, esa misma ley, que ha entrado en vigor este año, en junio, ha dado un vuelco al sector… pero a favor de
PricewaterhouseCoopers (PwC).
Salimos así de Deloitte, como quien dice, para caer en
PwC (del fuego a las brasas). Una cosa está clara: la hegemonía perdida por Deolitte, que preside
Fernando Ruiz, ha relanzado a la segunda, que preside
Gonzalo Sánchez y que auditará, por ejemplo, a las dos grandes del
Ibex,
Santander y
Telefónica, dos
joyas de la corona para las auditoras a las que también aspiraban las otras
big four, la antigua
Ernst & Young, ahora
EY, y
KPMG.
La nueva ley, como saben, obliga a las compañías cotizadas a cambiar de auditor principal como mínimo cada diez años. El objetivo, muy resumido, es evitar un vicio posible: que la relación de la auditora con su cliente no degenere en en arreglos o complicidades poco deseables.
Fue el modo de adaptar la legislación a la directiva europea pero también de
salvar la cara tras el escándalo en
Bankia, sobre todo después de la multa a 12 millones a Deloitte por "infracciones graves" (por no detectar en 2011 el desfase patrimonial del 3.000 en la entidad madrileña). No fue la única
metedura de pata. Hubo otras, como el
agujero no detectado en
Abengoa, que ha dado lugar a más de un año de suspense en la tecnológica, o alguna tenue auditoría al
Santander.
Ahora bien, conviene recordar el papel que ha jugado en ese proceso el
Ministerio de Economía, a raíz de esa multa a Deloitte,
como informábamos ayer miércoles al referirnos a la nueva CNMV, con un
presidente bajo sospecha y una vice enfrentada al Banco de España. La sanción provocó un pulso entre el
Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), dependiente de Guindos y presidido entonces por
Ana María Martínez-Pina,
número dos de la CNMV. Martínez Pina, además, no ha tenido un papel menor en la nueva norma auditora, motivo por el que ha chocado con las
big four.
PricewaterhouseCoopers -la misma firma, por cierto, en la que trabajó Guindos tras la quiebra de
Lehman Brother (2008), y en la que coincidió con
Jordi Sevilla- se ha aprovechado de la circunstancia del nuevo
marco legal, además, en un momento en el que las
cotizadas del Ibex aumentan el gasto en
servicios de auditoría y control de riesgos, tendencia que ya quedó clara, en cifras, en 2015: pagaron 184,8 millones, el 8,44% más.
Más de la mitad de esa
tarta (el 59%) se la llevó
Deloitte. En concreto, 108,9 millones. Ahora bien, esa realidad ya ha empezado a cambiar y lo seguirá haciendo estos años.
Es el motivo por el que rotan Santander (este año) y Telefónica (en 2017) tras un prorrón de años con la misma auditora. Otras compañías como
Bankia,
Gamesa o
REE ya cambiaron de auditor antes de la nueva ley. Y otras tendrán que hacerlo.
Después de PwC, el segundo beneficiado es, de momento, KPMG -presidida por
John Scott-, que auditará a partir de 2017, por ejemplo, a
BBVA e
Iberdrola. Y pierde posiciones EY, hasta ahora la segunda en el Ibex.
Rafael Esparza