De Lisboa a Grecia. Era la primera vez, seis días después, en que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparecía en rueda de prensa, en Atenas. Naturalmente, dos de las tres preguntas aludían al resultado del 4-M y una era  sobre la ruptura del estado de alarma. No le gustó ésta… y mucho menos las otras dos.

Es más, a la tercera pregunta dijo que no habría más y se marchó.

Visiblemente molesto, Sánchez rechazó cualquier responsabilidad en el fracaso del PSOE en Madrid. Además, insistió en la idea de que en dos años la izquierda volvería a Madrid… aunque no será con Ángel Gabilondo como candidato.

La derrota del PSOE en Madrid está circunscrita “a un territorio”. Y asegura que en 2023 la izquierda volverá a Madrid

En paralelo, la ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, también susceptible, presentó su política fiscal sin proporcionar un solo dato de enjundia. Por ejemplo, preguntada por el IVA decidió refugiarse en otro fantasmal comité de expertos, este vez fiscal, que se supone acabará como el Comité de Expertos contra el coronavirus que al final resultó que no existía.

La situación en el seno del Gobierno tras el triunfo de Díaz Ayuso es de histeria total. Sánchez pide humildad pero no la practica. Asusta pensar en qué hubiera ocurrido si las elecciones, en lugar de en una comunidad autónoma, hubieran sido en todo el país.

En cualquier caso, dos encuestas apuntan a que el PP, por primera vez, podría acceder al Gobierno. Naturalmente, con ayuda de Vox, a quien Pablo Casado ha vuelto a despreciar.

Lo que está claro es que Isabel Díaz Ayuso ha provocado la histeria total en Moncloa.