Baleares es la primera comunidad autónoma que ha anunciado los nombres de aquellos hombres y mujeres que, desde la Comisión de Eutanasia, decidirán quién vive y quién muere, informa Religión en Libertad.
En concreto, son estos, según publica Ara Balears:
Los cinco sanitarios
- Oriol Lafau Marchena, coordinador autonómico de Salud Mental, experto en psiquiatría infantil, jefe de la Comisión (aquí daba unos consejos para dormir bien... ahora es inquietante)
- Joan Santamaría Semis, coordinador de la unidad de curas intensivas del Hospital General de Palma; sabe de paliativos (el único de la Comisión, parece)
- Ana Maria Espino, jefa del servicio de Neurologia de Son Llàtzer; sabe de enfermedades mentales
- Joan Pou Bordoy, coordinador del centre de Salut del Camp Redó; sabe de medicina general y gestión de recursos
- Yolanda Muñoz Alonso, enfermera y profesora de la UIB
Los cuatro juristas
- Laura Monserrat Calbó, abogada experta en bioética;
- Juan Marqués Pascual, abogado y técnico experto en normativas del Servei de Salut autonómico;
- Josep Aguiló Regla, catedrático de Filosofía del Derecho;
- María del Carmen Tomás-Valiente, abogada y profesora de Derecho penal de la UIB.
La ley dice que es una pareja de un sanitario y un jurista quienes deciden sobre el caso que llega a su mesa y deben hacerlo rápido
En parejas (un sanitario con un jurista) decidirán si se eutanasia o no a tal o cual enfermo que lo solicita. Si no se oponen de acuerdo, lo decidirán entre los nueve. La ley dice que es una pareja de un sanitario y un jurista quienes deciden sobre el caso que llega a su mesa y deben hacerlo rápido, añade Religión en Libertad.
Según la ley de eutanasia aprobada en España, se requiere "consentimiento informado", definido como "conformidad libre, voluntaria y consciente del paciente, manifestada en pleno uso de sus facultades".
La ley también habla de «padecimiento grave, crónico e imposibilitante», lo que incluye, dice "sufrimiento físico o psíquico constante e intolerable para quien lo padece"; y habla también de «enfermedad grave e incurable» como la que "origina sufrimientos físicos o psíquicos constantes e insoportables sin posibilidad de alivio que la persona considere tolerable". El grado de subjetividad de estas definiciones es enorme, afirma Religión en Libertad.
Los países en los que ha sido legalizada la eutanasia (Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Canadá, Colombia y ahora también España) han traspasado la frontera ética de que la vida es sagrada y ni uno mismo y ni mucho menos un tercero puede disponer de ella
Pero, insistamos: los países en los que ha sido legalizada la eutanasia (Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Canadá, Colombia y ahora también España) han traspasado la frontera ética de que la vida es sagrada y ni uno mismo y ni mucho menos un tercero puede disponer de ella. Esa frontera ética está en la conciencia de todas las personas del mundo, y por eso solo esos seis países han aprobado la eutanasia hasta ahora.
En estos países está ocurriendo que se empieza permitiéndola sólo en casos excepcionales y por voluntad propia, pero se termina aplicándola sin restricciones, a cualquier persona e incluso en contra de su voluntad, y de manera especial a los más débiles y vulnerables: enfermos mentales, ancianos, discapacitados sobre todo intelectuales..., que no pueden defenderse ante la decisión de otros -el Estado, un médico, los jueces, los políticos, sus familiares- sobre sus vidas.
Se trata de un plano inclinado o pendiente deslizante muy difícil de parar que provoca que la vida no tenga ningún valor, especialmente la de los más débiles y vulnerables, y que sea a ellos a quienes se termine aplicando al eutanasia sin su consentimiento.