Lo más relevante de la cascada de resultados de Banca March correspondiente al año 2020 es el primera epígrafe: el margen de intereses cae un 0,6%, aunque es cierto que el margen bruto lo hace en un 10,6%. Sostener el margen de intereses en el momento presente, en el año del Covid, es algo digno de elogio. Si eso se consigue con la mora más baja de todo el sistema (1,62%) y con un coeficiente de recursos propios en ese nivel que evita cualquier llamada de Francfort o de la Plaza de Cibeles.
Y ojo, el beneficio se desploma. El resultado de explotación cae un 33% y el resultado neto del grupo, también por el peso de Corporación Financiera Alba (de la que el banco posee un 15%) un 44,3%.
En definitiva, ¿qué reflejan las cuentas de Banca March? Pues que el giro que el presidente, Juan March de la Lastra, imprimió a la entidad empieza a dar resultados.
Un giro que pasa por la conversión de un banco que aspiraba a ser universal -no sólo en Baleares- a convertirse en una entidad de banca personal, privada y patrimonial… que es lo que hay que ser en estos tiempos. Soportar el sistema de pagos del país déjenselo para los hermanos mayores.
Primero islamizamos la banca: pasamos de los intereses a las comisiones, ahora llega el momento de compartir riesgos, no frente al cliente sino con el cliente
Si me fuerzan, aunque este cambio de modelo no se hace ni en una semana ni en un año, cada vez menos banca personal.
March quiere ser un banco de gestión de patrimonios y de economías medias tirando a altas, que son las que poseen patrimonio.
Todo ello sin perder la esencia March: no te metas en negocios arriesgados al menos con tu propio patrimonio, ni pretendas crecer a gran velocidad. La banca de gestión de activos -en el fondo, de eso estamos hablando- especialmente cuando tiene ribetes de banca privada, no admite prisas y exige dos elementos básicos: morosidad baja y coeficiente alto. ¿Se acuerdan del antiguo coeficiente de recursos propios? Pues eso. Y lo cierto es que tanto en capitalización como en mora, Banca March se ubica a la cabeza del sector. Y las dotaciones extraordinarias no son propias de March sino de algo más que March. Para ser un presidente que se juega su propio dinero… El nuevo presidente se ha mostrado aún más conservador de lo que lo fueron su tío, Juan March Delgado y su padre, Carlos March, quien aún continúa en la Presidencia de CFA.
Pero lo más importante sigue siendo esto: en banca privada y patrimonial (privada para ricos, patrimonial para muy ricos) los activos gestionados crecieron un 8,9%, la inversión un 8,7% y los clientes un 7,5%. Mientras esta rúbrica crezca y la banca universal, ya circunscrita a Mallorca se mantenga saneada (ya ha crecido incluso más que la nueva banca March), el asunto funcionará.
El mérito de March de la Lastra estriba en haber sido de los primeros banqueros que cayó en la cuenta de que la banca doméstica, con tipos de interés que ya llevan un lustro en cuasi negativo, el sector no tenía otro futuro que una sangría continua de recortes de gasto y de continúa merma de ingresos. Para entendernos, con tipos como los actuales el negocio bancario deja de ser negocio. En un primera etapa, la solución estriba en la islamización de la banca: ha pasado de vivir de los intereses a vivir de las comisiones (ya saben, el Corán prohíbe la usura pero no las comisiones).
En Can March la propiedad no va por clanes sino por individuos. Es decir, que el futuro ‘corporativo’ del Grupo March es un niño en las rodillas de los dioses
En el caso de March, además, empieza a apuntar a un tercer escalón: ya no basta con el paso de la tradicional banca domestica a la banca personal. Ahora hay que ir a la banca patrimonial de co-inversión. Es decir, hay que compartir riesgo con tus clientes.
De hecho, el esquema tradicional de los fondos, donde el gestor siempre gana su comisión aunque el cliente pierda su inversión, empieza a verse como inaceptable.
Y una última cuestión. Ahora mismo Juan March de La Lastra comparte la Presidencia de la Banca March con la vicepresidencia de CFA, siendo el otro vicepresidente su primo Juan March Juan, hijo de Juan March Delgado. Seguramente, aunque nadie lo ha dicho, el futuro estaría en que los dos primos se especializaran, el uno en banca y el otro en industria. Pero conste que es una mera reflexión personal: en Can March no sueltan prenda.
Y recuerden que lo que distingue a los March de otros grandes grupos familiares españoles es que la propiedad no va por clanes, sino por individuos. ¿Y esto que significa? Significa que el futuro de Can March es un niño en las rodillas de los dioses.