Habla el presidente de la CNMV en el curso APIE de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander. Hasta seis preguntas recibió sobre el Banco Popular y Albella no respondió a ninguna sobre el banco intervenido y regalado al Santander.
Lo peor es que se remite a sus propias palabras, en enero, en el Parlamento. Allí fue donde aseguró que en la CNMV se investigaban las posibles irregularidades de las cuentas del Popular referentes al ejercicio 2016. Pero ahora ha convertido el Banco Popular en el tema tabú de la banca española.
Él abrió la puerta que ahora pretende cerrar sin conseguirlo. Llama a la atención, además, porque el presidente de la CNMV, como director de un conocidísimo bufete de abogados internacional, asesoró al Popular hasta octubre de 2016. Encima, su locuacidad parlamentaria ha puesto en solfa al Banco Central Europeo y al Banco de España (como supervisores del Popular que, al parecer, no se enteraron de nada), así como a la auditora del Popu, Price y la de la JUR, Deloitte.
Albella ha sembrado la sospecha sobre todo el mundo: BCE, BdE, Price, Deloitte… pero ahora se niega a informar
Pero ahora hay que jugar a europeos y hay que echar cieno sobre el Popular, para justificar su venta al Santander por 1 euro.
En cuanto a la comercialización de criptomonedas. No son valores negociables: ni hay contrapartida ni hay custodia, ni hay mercado propiamente dicho. Es un riesgo de fraude, porque no está regulado.
Apalancamiento de dos veces a partir del 1 de agosto con títulos en bitcoin. También los ETN, bonos estructurados cuyo referente es el bitcoin.
De paso, introduce el bitcoin en bolsa: la próxima crisis financiera será de otra dimensión
El problema de la CNMV es entreabrir una puerta al bitcoin, por pequeña que sea. El propio Albella asegura que no debe haber flexibilidad pero pide una regulación de esa moneda; no sé si hace falta regulación alguna pero, en cualquier caso, se trataría de una regulación extraordinariamente restrictiva.
De paso, Albella introduce el bitcoin en bolsa. O sea, que la próxima crisis financiera será de otra dimensión. Como diría Berlanga, dimensiones ‘siderales’.
Desde agosto se admitirán a negociación títulos referenciados en criptomonedas. Es decir, surgen los llamados criptoactivos (derechos de crédito que en español podemos traducir por ‘vales’, ya saben, esa cosa válida para algo). Incluso productos híbridos: activos bursátiles complicados y raritos pero, sobre todo, sin referencia. No debería la CNMV entreabrir la puerta sino cerrarla del todo.
Porque el problema del bitcoin sigue siendo el mismo: ¿quién responde de él?