Jaime Botín no quiere saber nada de fusiones bancarias. Para el dueño de algo más del 23% de Bankinter es preferible seguir en solitario antes que con malas compañías, sobre todo porque, en el caso de JB, supondría perder el control de Bankinter, cuyo valor en Bolsa supera los 5.200 millones de euros.
Las fusiones sirven para reducir costes y alcanzar o ganar economía de escala con la suma de los clientes de las entidades fusionadas. La CEO de Bankinter, María Dolores Dancausa, asegura, siempre que se le pregunta, que Bankinter no necesita ni lo uno ni lo otro, por lo que las fusiones no presentan atractivo alguno para la entidad.
Ahora Bankinter da un paso más y pretende captar clientes descontentos de entidades fusionadas, por ejemplo, de Bankia y Caixabank o de Unicaja y Liberbank. “En tiempos de coaliciones bancarias, elige un banco que prefiere sumar clientes de otra manera”, reza la frase de su última campaña exterior, en la que asegura dar dinero -hasta 340 euros los dos primeros años- sin comisiones.
A Jaime Botín solo le interesan las fusiones si le sirven para pescar en río revuelto. Por cierto, el Tribunal Constitucional no ha admitido a trámite el recurso de amparo contra su condena de 3 años de prisión y 91,7 millones de euros de multa por el delito de contrabando del cuadro ‘Cabeza de mujer joven’.
En cualquier caso, Botín todavía puede recurrir ya que el TC no admitió el recurso por motivos de forma: está todavía pendiente la recusación contra el magistrado ponente del recurso de apelación en la Audiencia Provincial de Madrid. Cuando se resuelva, Botín podrá presentar un nuevo recurso para intentar esquivar su ingreso en la cárcel.