Nueva noche de ‘kale borroka’, vandalismos y atentados callejeros en Barcelona, con la imagen de esos demócratas podemitas -bueno, podemitas no: ‘echeniquianos’- intentado quemar vivo a un guardia urbano.
Ojo, y son gente de impronta feminista -no caen en el sexismo- que golpean con saña a hombres y mujeres por igual. Son los mismos podemitas que apalearon en Madrid a una policía nacional que permanece grave.
No seamos lelos: quien promueve el vandalismo es Pablo Iglesias y quien lo utiliza políticamente es Pedro Sánchez
Me parece que ya se va a cumplir la semana de violencia, mientras Aragonés (ERC) y Borrás (Junts) hacen manifestaciones sonoras, declaraciones redondas contra la violencia lamentable, seguramente de origen fascista y, naturalmente, todo por culpa de la opresión española.
Pero no nos engañemos, no seamos lelos: quien promueve el vandalismo es el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias y quien lo utiliza políticamente es el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Es más, les confirmo que en Moncloa están felices con el salvajismo reinante en las calles de Barcelona (y de Madrid y Valencia si se tercia) porque los perjudicados son Podemos y los indepes, que no el PSOE.
En Moncloa están felices con el salvajismo reinante en las calles de Barcelona (y de Madrid y Valencia, si se tercia). Los perjudicados son Podemos y los indepes
Los chicos de Iglesias porque lo suyo es sembrar el caos pero no se dan cuenta de que el caos sembrado se cosecha incontrolable, por naturaleza. Y claro, eso supone que la gente se percata de que el presunto pacifismo de Podemos no es otra cosa que violencia y caos, y que por mucho que luego condene la violencia alentada por Pablo Echenique, cuando la gente comprueba que la lucha por la libertad de expresión del energúmeno Hasel, consiste en asaltar y robar ropa de marca en los comercios, comienza a pensar que está siendo víctima de una estafa. Eso sí, de una estafa progresista.
Por otra parte, el silencio de Grande-Marlaska ante el vandalismo generado empieza a resultar ostentóreo, sobre todo cuando -esta vez en Madrid- ha resultado gravemente herida una de sus agentes. Y la actitud de ERC y Junts, es suicida, por cuanto son cada vez más los españoles -los catalanes ya desde tiempo atrás- que empiezan a identificar independentismo con gamberrismo y caos, vamos con los gamberros chorizos del Paseo de Gracia barcelonés.
Pero no nos engañemos. Barcelona se ha convertido, ciertamente, en la capital del caos. Allí la violencia del muy pacifista movimiento separatista, se ha hecho carne. Allí donde estén Iglesias y Rufián, está el caos.
El silencio de Marlaska empieza a resultar ostentóreo, la actitud de ERC y Junts, suicida
Ahora bien, la reacción de Pedro Sánchez ha consistido en condenar la violencia sin citar a los autores de la misma. Al parecer, el presidente del Gobierno no sabe quién provoca los atentados contra la policía ni los saqueos de los comercios. Y una condena de la violencia sin citar al autor de la misma, resulta una condena un tanto vacua.
Repito: quien promueve el vandalismo es Iglesias y quien lo utiliza políticamente es Sánchez. El primero está sufriendo un efecto boomerang (porque Iglesias es una víbora pero no es ni la décima parte de listo de lo que él se cree). Y así, Sánchez está feliz con la violencia callejera: vuelve a ser el parapeto de la moderación -¡tiene bemoles la copla!- ante los extremismos indepes y neocomunita de Rufián e Iglesias. Él lleva la corbata y habla de cuestiones tan profundas como los consejos europeos. Además, en caso de que las diferencias entre los socios se vuelvan demasiado evidentes, siempre les quedará algo que les une: su cristofobia. Leña al cura -por ejemplo, palo al Valle de los Caídos- y volveremos a estar unidos por el enemigo común de Sánchez, Iglesias y Rufián: los cristianos, todos ellos fascistas.