Francisco González está feliz. Le acaban de conceder la Orden Mexicana del Águila Azteca por su trayectoria profesional. Se trata de la distinción más importante que otorga el gobierno mexicano a escala internacional. Un premio al alcance de muy pocos, por ejemplo, de FG. El mismo que, cuando aterrizó en México un año después de la compra de Bancomer y coincidiendo con los atentados del 11-S, aseguró: “Este continente es una mierda. Yo me vuelvo”, y se marchó por donde había llegado.
Diecisiete años después de aquello, México se ha convertido en el pilar más importante del BBVA: aporta más del 50% del beneficio de todo el grupo. Por eso, el banco está muy pendiente de las próximas elecciones presidenciales que se celebrarán el 1 de julio. FG está preocupado porque el que va ganando en las encuestas es Andrés Manuel López Obrador, el socialista que amenaza con poner punto y final a la relación entre empresarios y políticos. Algunos temen, incluso, que la advertencia se concrete en nacionalizaciones. Ya veremos.
De momento, FG ha aprovechado el galardón azteca para apoyar al gobierno de Enrique Peña Nieto. “En su administración se han aprobado reformas estructurales de enorme calado que darán frutos en los próximos años”, ha señalado para luego ahondar en la idea y advertir al próximo gobierno: “No existen soluciones fáciles a problemas complejos”.
En definitiva, FG apoya al PRI en vísperas de su caída -el sucesor de Peña Nieto, Ricardo Anaya, va tercero en los sondeos-, de igual manera que alabó la estabilidad en Turquía en vísperas del golpe de Estado contra Erdogán.
Por cierto, Turquía, la auténtica apuesta internacional de FG, también afronta comicios presidenciales y legislativos el 24 de junio, un año y medio antes de lo previsto (noviembre de 2019). Sin duda, uno de los motivos del adelanto electoral ha sido la incertidumbre económica que vive el país, con una moneda que ha perdido un 15% de su valor en lo que va de año.
Y en ese contexto, Erdogán ha anunciado que si sale elegido intensificará su influencia sobre la política monetaria, esto es, sobre las divisas, algo que podría perjudicar a BBVA. En cualquier caso, controlar los cambios de divisa no parece el modelo más liberal que pueda apoyar alguien tan liberal como FG.