La primera reacción fue de respeto y acatamiento. No se debe prejuzgar ni se puede tomar una decisión hasta que no concluya la investigación interna iniciada en verano de 2018 e intensificada a partir de enero, tras la publicación de las escuchas ilegales presuntamente realizadas por el equipo de José Manuel Villarejo, presuntamente contratado por el banco, entonces liderado por Francisco González (FG).
El mensaje de Carlos Torres durante la presentación de resultados anuales de la entidad -uno de febrero- sonó a excusa, ciertamente, pero no quedaba más remedio que otorgarle el beneficio de la duda. ‘Sólo’ habían pasado siete meses desde que se inició la búsqueda y uno desde que Uría y Menéndez y PwC se sumaran a la investigación dirigida por Garrigues.
¿Cómo es posible que un ‘ejército’ de 150 profesionales no encuentre nada después de dos meses, cinco días a la semana, ocho horas al día?
El acatamiento inicial pronto dio paso a la incredulidad. ¿Cómo es posible que un ‘ejército’ de 150 profesionales no encuentre nada después de dos meses, cinco días a la semana, ocho horas al día? No se trata, además, de algo abstracto, difícilmente reconocible. Están buscando documentación acerca del contrato del banco con Villarejo. Por ejemplo, las facturas.
No es sencillo creerse el disparate. Por eso, lo que reina ahora en Bilbao, a escasos días para la celebración de la Junta de Accionistas del banco, es un pitorreo creciente: ¡No aparecen las facturas de Villarejo!
En Bilbao dan por hecho que Torres repetirá su discurso: no tomaremos ninguna decisión hasta que no finalice la investigación
Mientras, el banco se prepara para la cita. Hay que evitar como sea que la Junta se convierta en un voto de castigo a FG y al propio Torres, que ha ligado su futuro al del presidente de honor. Y cuidado, porque a las intervenciones de los accionistas -los sindicatos suelen dar la nota- se une, en esta ocasión, la votación para reelegir a Torres como consejero y la ratificación de la designación de Onur Genç como Consejero Delegado. No se emocionen: Torres y Genç tienen prácticamente asegurada su continuidad tras la votación, aunque las explicaciones del presidente no sean nada convincentes. En Bilbao dan por hecho que Torres repetirá su discurso: no tomaremos ninguna decisión hasta que no finalice la investigación.
Ahora bien, cualquier resultado llamativo les dejaría -sobre todo a Torres- en una posición muy débil, no sólo de cara a los propios accionistas, sino de cara al Banco de España y al BCE. El supervisor empieza a cansarse y tiene la sensación de que Torres no les ha hecho ni caso cuando le pidieron celeridad en la investigación.
Y, al fondo, la fusión con Bankia.