La dirección del BBVA ha suavizado las condiciones del despido colectivo que afectará a 3.331 empleados. Esa es, precisamente, la primera mejora: aumentar de 350 a 467 el número de trabajadores que serían recolocados en los centros de atención remota.

No es mucho y, de hecho, no responde a la reivindicación primera de los sindicatos mayoritarios: mejorar las condiciones de las salidas y que sean todas voluntarias. Las posturas, pues, tras la reunión de este martes, continúan muy alejadas. Tanto es así que el sindicato mayoritario en el banco, Asociación Cuadros Banca (ACB), ha calificado la nueva propuesta de “inaceptable”.

Y lo es, según este sindicato, por las propias condiciones y porque el banco, según sus estados financieros actuales y sus perspectivas de futuro a corto y medio plazo, incluido el cobro de 8.000 millones de euros por la venta de la filial en EE.UU., se puede permitir ofrecer unas condiciones mucho más ventajosas para los empleados.

Paralelamente a la negociación, lo cierto es que el proceso está suponiendo un desgaste sin precedentes en la plantilla del BBVA, que ha visto cómo el banco ha premiado a la cúpula y a los accionistas (dividendo y recompra de acciones), mientras les ningunea las condiciones del despido colectivo.

Las negociaciones siguen su curso y el banco, después de presentar inicialmente unas condiciones leoninas, las ha suavizado este martes. Pero su propuesta sigue siendo “inaceptable”. Mientras, el desánimo crece entre la plantilla.