Días atrás, en El Escorial, el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, soltaba la bomba. Aseguró que se esperaban fusiones bancarias internacionales, en Eurolandia, para meses… “o semanas”.
¿Se relajó en un curso de verano? No, el plan del BCE es cuestión institucional, aunque no se muestra tan generoso como en el apartado monetario.
El BCE ofrece indulgencia en recursos propios. La condición general es que la banca no aguantará el coronavirus
En otras palabras, el BCE busca bancos paneuropeos, pero sabe que una fusión paritaria resulta compleja, entre otras cosas porque interviene el peligroso concepto de soberanía nacional. Ningún Gobierno acepta que su banco campeón sea fagocitado por un banco externo. A Moncloa, por decir algo, no le gustaría que un banco francés se comiera al Santander o al BBVA.
Todo ello porque en el BCE existe la rotunda convicción de que la banca no va a poder afrontar el impacto del coronavirus -por mucha banca digital que se haya despertado con la pandemia- unido a unos tipos superreducidos y a unos sistemas de financiación de empresas con dinero publico… como producto de la pandemia. Eso no lo arregla la digitalización. Así que… a fusionarse para recortar costes.
Y tampoco habrá cambios en la política monetaria para alivio del sector. Para que quede claro que el BCE no tiene la menor intención de cambiar su política de tipos de interés de referencia, la base del sistema bancario, ha hecho llegar a las entidades un manual de instrucciones para el funcionamiento de la nueva era del "dinero a cobrar que no a pagar", la época los tipos de interés negativos. Por si alguien no lo ha entendido, significa lo siguiente: señores banqueros, pierdan toda esperanza de que los tipos suban y ustedes puedan recuperar su margen. Esto va para largo.
El problema para una fusión bancaria internacional son las distintas regulaciones legales y la soberanía nacional bancaria
Ahora bien, entre la gran banca española existe la convicción de que el problema para fusionarse con un banco extranjero es otro: la profusión de regulaciones y normativas, una distinta por cada país.
Y hablando del Rey de Roma, en España se vuelve a hablar de la madre de todas las fusiones: Santander y BBVA. Éste con problemas de recursos propios y, sobre todo, de reputación corporativa; aquel con problemas de escasa rentabilidad.
Las fusiones bancarias post-Covid se resumen así: ahora uno más uno ya no sumarán 1,5; sumarán 0,50
A eso añadan el problema de Nadia Calviño: la privatización de Bankia, anclada en una cotización débil y en la negativa del BBVA de ir a una fusión de la que saldría perdedor.
En cualquier caso, si alguien pretende fusionarse este es el momento. Fusión por coronavirus: no para hacer bancos más grandes sino para hacer bancos más pequeños. Ahora uno más uno ya no sumarán 1,5: sumarán 0,50.