• El Mare Nostrum nos costó 1.646 millones de euros y ahora el Gobierno pide 1.600.
  • Y lo peor es que el valor contable es de 2.267 millones de euros.
  • Encima, recuerden que el Estado sólo posee el 65% del capital.
  • Es decir, que el comprador debería pagar 2.500 millones por el 100 por 100 de la entidad.
  • ¿Más que su valor contable? Parece complicado.
  • Y la prueba del nueve. Por ahora, ningún banco se ha interesado. Sólo los fondos más especulativos, como KKR o Cerberus.
  • Pero no se apuren: también le vendimos EVO Banco al fondo Apolo, el rey de la especulación financiera.
  • Que no le pase nada a BMN.
A este Gobierno, al de don Mariano Rajoy, la banca pública -ahora- parece que no le gusta, y mira que puso empeño, dinero y política en su momento para comprarlo. Y todo con la excusa del rescate, de que estaban desequilibradas patrimonialmente y el interés general recomendaba la intervención. Más o menos como en la época de Rumasa o Banesto, pero ahora sin tanto teatro o cárcel para los interesados, al menos de momento. En aquel entonces parece que el interés público quería nacionalizar, asumir las pérdidas de la juerga de las entidades financieras y encubrir el trasfondo de la operación: rescate político. Y eso que el Gobierno era el PP. Si lo pilla Podemos ahora, aprovecha para nacionalizar las eléctricas, por careras. Pues resulta que el Gobierno Rajoy, y más en concreto su ministro, Luis de Guindos (en la imagen), pone precio a BMN, una de las más baratas de la cartera. Más o menos 1.600 millones como valor mínimo de salida, entidad que, en su momento, nos costó a los españoles 1.646 millones. Poca pérdida si el precio de venta fuera finalmente el fijado. De momento, Société Générale ha iniciado el sondeo por encargo del FROB y hasta ahora ya han mostrado interés grandes fondos de EEUU como KKR y Cerberus y algunos bancos españoles. Yo también he preguntado, pero aún no hablamos de precio. Les resumo mis cálculos por si les empujo a interesarse: ser banquero aún viste mucho. A 30 de junio de 2016 el activo total gestionado por el Grupo alcanzaba la cifra de 40.643 millones de euros en el que el capítulo de préstamos y partidas a cobrar representa 28.998 millones de euros. Por su parte, el pasivo del balance de situación consolidado resumido alcanzaba la cifra de 38.366 millones de euros, entre los que destacan los depósitos de la clientela por un valor próximo a los 30.135 millones. En definitiva, y por diferencias, su patrimonio, su valor contable, por tanto, no está nada mal, 2.267 millones. Con estas cifras venderlo por 1.600 millones parece un robo adicional a las arcas públicas. Una pérdida de 677 millones adicionales del patrimonio nacional parece asumible, al menos para el Gobierno. Total, un poco más de pérdida en este proceso no es más que una línea adicional en la factura. Eso, sin tener en cuenta que el FROB sólo posee el 65% de BMN, de modo que cualquier comprador que lo quiera tiene que pagar 2.500 millones por el 100% del banco –un valor totalmente fuera de mercado– para que el erario público recupere las ayudas inyectadas al grupo. Este cálculo favorece a enfriar al personal. Vender por 2.500 un patrimonio contable de 2.277 parece imposible, dada la baja expectativa de resultados en el corto y medio plazo. Para rebajar el cabreo, la cuenta de resultados en base a los datos semestrales –31 millones– extrapolados al año nos daría un beneficio por valor de 60 millones anuales, que formarían parte del resultado distribuible. Es cierto que el Otro resultado global acumulado queda valorado en 83.869 a junio de 2016 y que en algún momento irá a parar a la cuenta de resultados, pero de momento lo tenemos reservado en el neto. Con 60 millones anuales tardaríamos al menos 26 años en recuperar el precio de venta y al menos 38 años el valor contable. Con este amplio pay back y esa rentabilidad tan baja no es de extrañar que haya pocos interesados y que el precio será bajo por necesidad. Ni los 1.600 que indica el Gobierno. Eso, si lo venden, porque de momento nos echamos atrás en nuestro interés. La alternativa del Gobierno –un clásico– seguir con la idea del too big to fail, fusionarlo con Bankia, siempre y cuando se demuestre que es más adecuado que venderlo por separado, y veremos si las dos entidades conjuntamente valen algo más, o al menos las hacemos más atractivas para los inversores. Alguna sinergia podría producirse del proceso, aunque no lo tenemos muy claro en la situación actual de las entidades financieras. Además, ofrecerlo directamente a Bankia no parece adecuado y, en alguna medida cabrea al resto de entidades, no pudiendo entrar en el juego de mercado y en la posible apuesta de los beneficios que reportaría a otras entidades. En definitiva, algo caro. No creemos que existan compradores al precio estipulado. Venderlo más barato, posible para el Gobierno, imposible para los votantes. En resumen, que la operación BMN, en los términos en que la plantea el ministro de Economía, una de dos: o imposible o fallida. O le fuerzan a Goirigolzarri a hacerse con algo que no desea o bien se lo entregan a dos fondos tan peligroso como KKR o Cerberus. Tampoco pasa nada: también el FROB de Fernando Restoy le vendió cómodamente el banco Evo a Apolo, un fondo tan especulativo que ni compra empresas quebradas: compra la deuda de las mismas para poder extorsionar mejor al titular. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com