La italiana Enel, que controla el 70,1% de Endesa, prepara la limitación de 10 años en el mandato del presidente, como es el caso de Borja Prado, que le ha servido de peón en el mismo periodo. Primero, para hacerse con la eléctrica española -asesoró a la estatal transalpina-; después, para vaciarla de sus mejores activos en Hispanoamérica y durante 10 años para forrarse, vía dividendos -ordinarios o el extraordinario por la venta de Enersis- o la colocación en bolsa de su 20%.
Endesa ha atajado el ruido que sonaba desde hace tiempo con un anuncio a la CNMV (en el documento adjunto), en el que explica que el presidente que sustituya a Borja Prado será relevado en la próxima Junta de Accionistas, el 12 de abril. Ojo, ese ruido había llegado hasta la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que había tomado como interlocutor en Endesa al consejero delegado, José Bogas.
Enel añade, lo cual suena sarcástico, valora “muy positivamente la excelente trayectoria que ha seguido Borja Prado Eulate en el ejercicio de sus funciones como presidente de la compañía a lo largo de todo ese periodo”.