BP no sale del pozo, pues ha tenido unas pérdidas de 16.824 millones de euros en el conjunto del año 2020, ligeramente inferiores a las registradas en los nueve primeros meses (-18.305 millones). Y todo ello, a pesar de que en el cuarto trimestre ganó 1.125 millones, 73 veces más que en el mismo periodo de 2019, cuando tuvo un beneficio neto de 16 millones.
Una situación muy distinta a la del año anterior, cuando tuvo unas ganancias de 3.337 millones, y que refleja la notable factura que le ha pasado el Covid-19 y la caída de los precios del crudo. “Nuestro sector también se vio muy afectado. Los viajes por carretera y aire han bajando, al igual que la demanda de petróleos, los precios y los márgenes”, ha subrayado el consejero delegado, Bernard Looney. De hecho, hace unos meses, empezó a reducir plantilla: 10.000 despidos (15% de la plantilla).
La petrolera está apostando por las renovables, pero el petróleo y el gas siguen siendo sus grandes negocios, de hecho es la tercera empresa privada más grande dedicada a estas energías. Un ejemplo de su apuesta ‘verde’ se puede ver en España, donde acaba de comprar 1.000 megavatios (MW) fotovoltaicos a RIC Energy, que se suman a la participación minoritaria en la comercializadora Lucera que adquirió en 2018 y la cartera de 350 MW que compró a Forestalia. Además, recientemente, ha cambiado a su presidente ejecutivo en nuestro país: Carlos Barrasa, que lleva desde el año 2000 en BP, ha sustituido a Luis Aires, que se ha puesto al frente de Downstream Pan American Energy Group (filial de BP con sede en Buenos Aires).
BP ha tenido unos ingresos de 152.042 millones en 2020, lo que supone un 35% menos. De esta cifra, 40.242 millones (-32,7%) proceden del periodo octubre-diciembre. Pero pese a las pérdidas y la caída de ingresos, mantiene el reparto de dividendos.