• El Senado sella un nuevo paso hacia adelante -sin sorpresas- en el 'impeachment' de la mandataria (59 votos a favor y 29 en contra).
  • El mismo pleno volverá a votar -quizá este mismo agosto- su suspensión definitiva, bajo el mando del presidente del Tribunal Supremo.
  • Parece pan comido: basta que 54 senadores defiendan la medida para que Dilma Rousseff se largue.
  • El Partido de los Trabajadores (PT) insiste en su teoría del "golpe".
Brasil no frena su engranaje político hacia el ansiado impeachment de la presidenta suspendida Rousseff, en plena fiesta de los Juegos Olímpicos de Río. El Senado del país ha decidido este miércoles, en línea con lo esperado, seguir hacia adelante con la destitución definitiva de Dilma Rousseff, tras una holgada victoria de los defensores del juicio político (59 votos a favor frente a 29 en contra). Es el mismo pleno que votó su suspensión provisional en mayo (entonces, con 55 a favor). Así que el resultado coincide con las expectativas del actual presidente en funciones, Michel Temer -aquel al que abuchearon en la apertura de las Olimpiadas y que Rousseff llama "traidor"-, que había previsto unos 60 votos favorables. Para continuar con el proceso era necesario el voto de sólo 41 de los 80 senadores que forman el pleno (mayoría simple). La mandataria afronta este particular via crucis -su Partido de los Trabajadores (PT) insiste en su teoría del "golpe"- tras ser acusada de aumentar el gasto público durante su campaña electoral de 2014 sin contar con la aprobación del Parlamento, tal y como exige la legislación brasileña. Pero la votación no fue cosa de coser y cantar. Al contrario, los senadores discutieron su voto en una sesión maratoniana durante unas 16 horas. Sea como fuere, el pleno de la Cámara Alta da un paso importante hacia adelante siguiendo la estela de la resolución adoptada la semana pasada en la comisión especial para el juicio político de Rousseff (14 votos a favor del impeachment frente a cinco en contra). ¿Y ahora qué? De momento, las dos partes tienen que presentar, respectivamente, su acusación y defensa, además de un máximo de cinco testimonios. Hecho esto, el siguiente paso del proceso es fijar la fecha de su juicio político. La decisión debe tomarla el Tribunal Supremo Federal (TSF). Y después, vuelta al Senado, porque es allí donde se celebrará el juicio, que será dirigido por el presidente del TSF, Ricardo Lewandowski. Él ha sugerido ya una fecha: 25 de agosto. Lo que esta claro es que a Rousseff se le agotan las salidas y sólo un milagro podría salvarle, teniendo en cuenta que su inhabilitación definitiva (de ocho años) sólo necesita el respaldo de 54 senadores, cinco menos de los que ahora mismo defienden esta decisión. Daniel Esparza