- Neinor, una de las socimis más activas, compra a Unicaja una cartera de 90.000 metros cuadrados por 68 millones.
- El suelo fue el activo más ruinoso durante la última crisis inmobiliaria (también financiera).
- El estallido de la burbuja lo dejó en el último peldaño para la venta, por detrás de las vividas construidas o en construcción.
- El suelo fue, por ejemplo, el motivo de la quiebra de Martinsa Fadesa, incapaz de refinanciar la deuda (3.200 millones).
- La inmobiliaria sigue liquidando activos (en lotes), como le toca a partir de ahora a Reyal Urbis, con una deuda de 3.500 millones.
¿Nueva
burbuja inmobiliaria (o bis, si lo prefieren)? Siempre avanza sobre dos bases, la vivienda y el suelo, y en bolsa, con las
socimis, las sociedades inmobiliarias cotizadas. Un puzle, en fin, que juega con el creciente protagonismo de los
fondos de inversión, cuando no se ha olvidado aún la pesadilla de la primera burbuja.
Pero lo más sorprendente es el interés por el
suelo, el activo más ruinoso durante la última
crisis inmobiliaria. Había entrado en escena, entre otras cosas, por los ayuntamientos, metidos en la espiral, y fue el más difícil de colocar, después por los bancos, frente a otros activos más atractivos, como las
viviendas construidas (en primer término) y a bastante más distancia, las
promociones de viviendas en construcción.
La noticia este martes, con rasgos de más alcance, es la compra de la socimi
Neinor Homes, a días de firmar un
acuerdo de financiación con JP Morgan (por 150 millones) para adelantar sus planes de compra de suelo,
anuncia la compra a
Unicaja de una cartera de 90.000 metros cuadrados en Málaga por 68 millones de euros.
Técnicamente hablando, estamos más ante un oligopolio financiero que ante una burbuja. Lo que están haciendo lo fondos es comprar suelo a precios ridículos y con un horizonte a largo plazo, para obtener grandes rentabilidades, con un criterio claro: ese suelo incrementará sustancialmente su valor por la localización geográfica.
Con precios de entre 500 y 700 euros por metro cuadrado en zonas urbanas -por ejemplo, que es lo que están comprando los fondos, sirviéndose de las socimis-, las promociones se venderán a precios de entre 1.500 y 1.700 euros por metro cuadrado. Un beneficio del 15% de beneficio asegurado, aunque será superior. La burbuja, sin embargo, viene después, con una demanda creciente e imparable.
Ampliando el foco a la situación actual, ya están en juego todos los ingredientes: el problema que arrastran las
entidades financieras de la primera burbuja, este martes Unicaja -reduce en 100 millones la partida de activos adjudicados, como
indica a la
CNMV- y la entrada de las socimis, en este caso Neinor, hasta en el suelo.
Y el caso de Neinor repite a su vez el
modus operandi previo a una burbuja bis, como otras socimis lanzadas a tal empeño con la colaboración de fondos buitre. La socimi empezó a cotizar en marzo gracias a la cartera inmobiliaria de
Kutxabank que compró el fondo
Lone Star en 2014. Como Unicaja vende ahora para soltar lastre.
La operación coincide en el tiempo -cosas de la casualidad- con el último episodio de la primera burbuja:
Reyal Urbis, después de cuatro años con la soga al cuello ha notificado a la
CNMV (
hecho relevante) la apertura de la fase de
liquidación.
La inmobiliaria de
Rafael Santamaría, conocido también por su amistad con
José Bono y que contó durante años con la complicidad del Santander (
Alfredo Sáenz, en concreto), protagoniza así la segunda gran liquidación de una inmobiliaria de referencia después de la de
Matinsa Fadesa en 2014. Hubbo más:
Nozar, Habitat o Llanera.
Matinsa Fadesa quebró al no poder refinanciar una deuda de 3.200 millones de euros sobre todo por sus activos en suelo. Desde entonces saca a
subasta, periódicamente,
activos en lotes (parcelas, viviendas, suelo, garajes, campos de golf…) que se quedaron sin vender, en el marco del proceso de liquidación.
La deuda, en el caso de Reyal Urbis, asciende a 3.572 millones, y tiene entre sus grandes acreedores a la Sabeb (1.000 millones) y Hacienda (363 millones).
Rafael Esparza