La salida a Bolsa este miércoles de Coinbase, la plataforma de negociación de criptomonedas más grande de EE.UU. supone una vuelta de tuerca a la burbuja de las criptomonedas, concretada en el bitcoin. De hecho, tanto el bitcoin como la segunda cripto más importante del mundo, ethereum, han registrado nuevos records de cotización este miércoles. Un bitcoin vale más de 63.847 dólares y un ethereum, más de 2.350 dólares. Esto marcha.
Burbuja de la burbuja, porque la salida a Bolsa de Coinbase no pretende captar dinero nuevo para potenciar el crecimiento de una industria, sino permitir que los actuales socios de la plataforma vendan sus títulos mediante el sistema de ‘direct listing’. Y se van a forrar, ciertamente, porque la cotización de Coinbase podría superar los 100.000 millones de dólares. Hace seis años, en 2015, cuando el BBVA entró en el accionariado a través del fondo Propel Ventures, estaba valorada en 400 millones. El banco que preside Carlos Torres está de enhorabuena.
Ahora bien, además del carácter eminentemente especulativo de las criptomonedas, no conviene olvidar que no tienen la referencia de ningún banco central. Alguno considerará esto una ventaja, pero lo cierto es que si se produce una caída generalizada o son ‘hackeadas’ -aseguran que actualmente no es posible-, nadie responderá por ellas.
Por eso, tanto el presidente de la Reserva Federal (FED), Jerome Powell, como la secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen, han advertido acerca del crecimiento de las critomonedas. “No son una reserva de valor útil”, es decir, son meros “activos especulativos”, señaló el primero. Para Yellen, el bitcoin no sirve como moneda porque es una manera “extremadamente ineficiente de llevar a cabo transacciones”.
En definitiva, la salida a Bolsa de Coinbase es una burbuja sobre otra burbuja. El no va más.