Comité Federal del PSOE en el que se han tratado diferentes asuntos ‘calentitos’ y que mantienen en alerta a los barones del partido: Venezuela, las negociaciones con Cataluña, y, por supuesto, el mosqueo de Luis Planas que comparte buena parte del PSOE por la intromisión de Pablo Iglesias en el crisis del campo.
Y buena muestra de que el mangoneo de Iglesias ha desencadenado un evidente malestar en el partido es que Pedro Sánchez prometía a agricultores y ganadores, en los primeros momentos de su intervención ante el Comité y en tono ‘pelín’ melodramático, que su Ejecutivo va a ayudarles a hacer frente a las dificultades que suponen los bajos precios de las materias primas. "Contad con el Gobierno… os vamos a ayudar, sois trabajadores y estamos con vosotros siempre. Agricultores y ganaderos pueden contar con el PSOE", para quien la "causa del campo" es también su causa.
La anulación de la reunión fue calificada de “bochornosa” por el presidente nacional de Asaja, Pedro Barato, quien acusó a Iglesias de “preferir una foto a solucionar los problemas del campo”.
Una causa que no debe compartir el vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030 que quiere ser la novia en la boda, el muerto en el entierro y el perejil de todas las salsas. Es la misión que se ha encomendado a sí mismo Pablo Iglesias aunque ello suponga dinamitar el trabajo que lleva haciendo en las últimas semanas el ministro de Agricultura para encontrar una solución a las reivindicaciones de los agricultores. Planas monta la mesa de trabajo y llega Iglesias para hacer volar todo por los aires.
Que se lo digan a las organizaciones agrarias a las que, por cierto, ha citado la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz el próximo martes 18 de febrero. Asaja, COAG y UPA fueron desconvocadas el pasado jueves de la reunión prevista para tratar el conflicto del sector a la que se sumó Pablo Iglesias y en la que estuvieron presentes los sindicatos CC. OO. y UGT de Andalucía y Extremadura.
Díaz dejó a estas organizaciones agrarias fuera de la reunión por “problemas de agenda” aunque luego se descubrió que la cita se mantenía, pero solo con los sindicatos UGT y CCOO y, por supuesto, con Iglesias.
La anulación fue calificada de “bochornosa” por el presidente nacional de Asaja, Pedro Barato, quien acusó a Iglesias de “preferir una foto a solucionar los problemas del campo”.
El vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030 quiere ser el perejil de todas las salsas aunque ello suponga dinamitar el trabajo del ministro de Agricultura para desencallar la crisis del campo
Pero es más, la desconvocatoria de la reunión provocó numerosos problemas a los representantes de la organizaciones agrarias, convocadas inicialmente. Algunos, por ejemplo, se habían trasladado a Madrid, donde hicieron noche, para descubrir que el encuentro finalmente había sido suspendido. Otros, de viaje desde Sevilla, se bajaron del AVE en Córdoba al conocer la desconvocatoria. Hay quien atribuye a la ministra las maniobras para dejar fuera de la reunión a las organizaciones agrarias, que mantienen una posición muy crítica con la subida del SMI.
Además, en la reunión con UGT y CCOO, lejos de analizar posibles soluciones para amortiguar la subida del Salario Mínimo o para conseguir unos precios justos, principal reivindicación de agricultores y ganaderos, Díaz e Iglesias asumieron las tesis de los sindicatos mayoritarios, que tienen en su punto de mira a los empresarios agrarios, y se comprometieron a intensificar las inspecciones laborales para detectar prácticas irregulares de los empleadores.
En este sentido, convendría que Pablo Iglesias se enterará de que el mundo agrario tiene sus peculiaridades, es diferente, por eso cuenta con sus propias organizaciones de representación que difícilmente se pueden encasillar en ‘patronal y sindicatos’. Bien es cierto que ASAJA está en la CEOE y que, COAG, tiene una vinculación estrecha con CCOO pero ambas, junto con UPA, siempre han defendido intereses similares para el sector. Cualquier agricultor o ganadero puede ser al mismo tiempo propietario de un pequeño minifundio y esto no lo convierte en ‘empresario sospecho’.
En la susodicha reunión también se aprobó la reducción de las peonadas de 35 a 20 para poder acceder al subsidio agrario de manera “coyuntural”. Una decisión, traída por los pelos y que está fuera del debate, que no ha sido consensuada con las organizaciones agrarias, como se viene haciendo desde hace décadas.
En la reunión con UGT y CCOO, lejos de buscar soluciones para amortiguar la subida del SMI o para conseguir unos precios justos, principal reivindicación del sector, Díaz e Iglesias se comprometieron a intensificar las inspecciones laborales
Así que, lo ocurrido el pasado jueves y viernes ha sido un capítulo más del “carajal” que, según los representantes del sector, hay en el Gobierno sobre la situación del campo.
La última que se ha sumado a este laberinto ha sido la vicepresidenta y ministra de Economía, Nadia Calviño, que ha abierto la puerta a una “sectorialización” del Salario Mínimo Interprofesional.
A todo esto se une, para echar más leña al fuego, la negociación de la PAC y la propuesta de la UE de aplicar recortes del 15%.