La nueva ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, empieza a matizar el giro de 180 grados en la política energética, entre otras cosas por puro ejercicio de realismo. Pretende llevar a final año al Congreso la futura ley de cambio climático, así como entregar a Europa la planificación para la próxima década, pero suaviza ya algunos de sus mensajes que marca la actualidad energética, sobre todo en tres puntos, las térmicas, las centrales nucleares y los objetivos en energías renovables.
Todo se convierte ahora en un “habrá que ir viendo”, como se observa en la entrevista en El País, que contrasta con la claridad y firmeza de su puesta de largo en Bruselas con su comentado “cambiamos de posición”, con el que “España deja de ser un lastre” en materia energética.
Sobre las térmicas de carbón, en concreto, asegura que “vamos a trabajar en ir cerrando” todo ese potencial, “pero eso no se puede hacer de cualquier manera”. Ocasión que ni pintada para enviar un mensaje de tranquilidad a los sindicatos de las comarcas afectadas.
Alemania adelantó el apagón nuclear (energía limpia), y ahora es el país que más carbón (contaminante) emplea
Ídem del lienzo con las nucleares, sobre las que distingue que una cosa es gobernar y otra la posición del PSOE, que aboga por no prolongar la vida útil más allá de 40 años. La respeta, señala, cosa curiosa, cuando ella misma alentó esa posición desde el comité de expertos del partido. Ahora, en fin, debe “saber antes algunas cosas”.
Señala, en concreto: “No sé por ahora cuánto cuesta que sigan operando, ni de cuántos recursos se dispone para ello o quién financiará esas inversiones...”. Aun conociendo el sector, “me faltan los números”. Y a la pregunta de si son viables más allá de 2030, contesta con otra pregunta: “¿En algún sitio existe un conjunto de escenarios, con datos económicos, financieros y requerimientos técnicos para poder resolver con solvencia a esa pregunta?”
Ribera no se atreve a poner fecha al apagón nuclear, lo cual tiene su lógica. Basta con mirar el caso de Alemania
Y añade: “Seamos serios y responsables a la hora de hacer propuestas”. O sea, que a pesar del “mensaje muy claro en el programa del PSOE”, hay que ser “serios con respecto a lo que tengamos delante y planteemos el debate social con la perspectiva de cero emisiones en 2050.”
Dicho de otro modo, Ribera no se atreve a poner fecha al apagón nuclear, lo cual tiene su lógica. Basta con mirar el caso de Alemania, que adelantó esa decisión y se ha encontrado con un problema mayor: la necesidad de sustituir esa energía, que no contamina, con carbón, que es la fuente más contaminante.
Algo parecido sucede también con el objetivo en energías renovables, el 32% en 2030 (la ministra pidió que subiera al 35%), o la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Tiene claro que los objetivos son los objetivos, pero “tendremos que ir viendo en función del ajuste de las estimaciones” sobre y demanda de energía. De lo contrario, es difícil planificar, tanto inversiones como políticas. Pero estamos muy retrasados, dice: “Parece que hay un modelo teórico", es decir, no hay nada.